Imagen del funeral de uno de los últimos fallecidos palestinos en el transcurso de operaciones israelíes. | Twitter: @Timesofgaza

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Al menos dos palestinos han muerto por disparos de las fuerzas de seguridad en dos incidentes en Cisjordania, incluidos unos enfrentamientos en la localidad de Yabad (norte) por el derribo de la vivienda familiar de Diaa Hamarshé, que mató a cinco personas en un atentado ejecutado en marzo en la ciudad israelí de Bnei Brak. Fuentes citadas por la agencia palestina de noticias WAFA han indicado que un hombre ha muerto tiroteado y otros seis han resultado heridos en los enfrentamientos en Yabad. La víctima mortal ha sido identificada como Bilal Kabaha, de 24 años, que ha recibido varios disparos en el pecho y la pierna. Los incidentes han estallado después de que las fuerzas israelíes acordonaran la vivienda de la familia de Hamarshé de cara a su demolición, en el marco de su política de castigo contra los responsables de ataques. Hamarshé murió en un tiroteo con las fuerzas de seguridad tras el ataque.

El Ejército israelí ha apuntado en un mensaje en su cuenta en la red social Twitter que «durante la operación de demolición estallaron disturbios violentos» y ha agregado que «cientos de vándalos lanzaron piedras, incendiaron neumáticos y lanzaron cócteles molotov y explosivos contra las fuerzas de seguridad». «Las tropas respondieron dispersando a los manifestantes y abriendo fuego contra personas armadas que dispararon contra ellas», ha reseñado, al tiempo que ha confirmado que «no hay víctimas» entre las fuerzas israelíes. «Como parte de la operación, las fuerzas de seguridad arrestaron al padre del terrorista», ha remachado.

La vivienda familiar de Hamarshé ha sido finalmente demolida por las fuerzas de seguridad. El primer ministro palestino, Mohamed Shtayé, ha criticado la muerte de Kabaha y ha dicho que es parte de «una operación sistemática de asesinatos por parte de los soldados de la ocupación», antes de cargar directamente contra el primer ministro israelí, Naftali Bennett, según ha informado la agencia palestina de noticias WAFA. Así, ha dicho que Bennett «ofrece la sangre del pueblo palestino como un soborno a extremistas israelíes para mantener la frágil coalición de su gobierno en colapso». «En cuanto un asesino comete un crimen, comete otro sin respeto alguno a las leyes y normas internacionales», ha argüido Shtayé, que ha pedido a la comunidad internacional que «ponga fin al doble rasero» y «aplique sanciones contra Israel».

A las críticas se ha sumado el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), que ha reseñado que la demolición de viviendas de los «mártires» no detendrá «la oleada revolucionaria». «La sangre de los mártires siempre será combustible para la revolución de nuestro pueblo, que no se detendrá hasta lograr los objetivos de liberación y retorno», ha dicho el portavoz del grupo, Hazam Qasem. En esta línea, ha resaltado que «continúa la lucha contra el ocupante sionista» y ha dicho que las armas son «la profunda creencia en la causa justa palestina» y «la voluntad de sacrificio para proteger los lugares santos y a la población palestina», tal y como ha recogido la agencia palestina de noticias Maan. Por otra parte, un segundo hombre ha muerto en enfrentamientos en el campamento de refugiados de Al Dheisha, al sur de la ciudad cisjordana de Belén.

El fallecido ha sido identificado como Ayman Meisen, de 29 años, en el marco de unos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad israelíes y residentes que han dejado además un herido. En este caso, el Ejército israelí ha apuntado que la operación fue lanzada para «arrestar a un sospechoso buscado por presunta participación en actividades terroristas en el campamento de refugiados», sin dar más detalles al respecto.

Los incidentes tienen lugar horas después de que las fuerzas israelíes hirieran de bala a un joven palestino de 19 años en la localidad de Azun y tras la muerte de una palestina que supuestamente intentó llevar a cabo un ataque con arma blanca en los alrededores del campamento de refugiados de Al Arrub, situado al sur de Belén. La zona es escenario de un repunte de la violencia desde marzo, cuando cerca de 15 personas murieron en una serie de ataques en Israel, algunos de ellos reclamados por Estado Islámico. El Ejército y las fuerzas de seguridad israelíes incrementaron las redadas en Cisjordania, donde más de 30 palestinos han muerto en operaciones desde finales de ese mes.