En contra de lo programado, el duque de York acompañó a la reina en su entrada a la iglesia.

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La reina Isabel II, a quien es cada vez más difícil ver en público, dio ayer una inesperada muestra de apoyo a su hijo el príncipe Andrés al entrar de su brazo en la ceremonia de homenaje a su difunto marido, el duque de Edimburgo, fallecido hace un año. En el interior de la abadía de Westminster, que reunió a lo más selecto de la nobleza europea y de la sociedad británica, se respiraba un ambiente de emoción antes de que comenzase el servicio religioso, después de que la salud de la reina se haya deteriorado de forma evidente en los últimos meses. Por eso, la sorpresa al ver a la soberana, de 95 años, entrar apoyada en su hijo el príncipe Andrés, provocó el murmullo en el templo, como pudo constatar Efe en el lugar.

Según el programa, Andrés debía de haber entrado acompañado por su hija, la princesa Beatriz, antes del heredero a la corona, el príncipe Carlos, y del segundo en la línea de sucesión, el príncipe Guillermo. Si complicado ha sido recientemente ver en público a Isabel II, aún más lo ha sido con el príncipe Andrés, quien en marzo alcanzó un arreglo multimillonario con la mujer que lo acusaba de abuso sexual cuando ella era menor, Virginia Giuffre.

Memorial service for late Prince Philip, at Westminster Abbey

Primeros asientos para la familia en Westminster.

El acuerdo evitó el juicio, pero no le ahorró el oprobio. La monarca ya le había retirado en enero sus títulos militares y sus patronazgos, si bien nunca le despojó del ducado de York. Con su gesto, Isabel II, a juicio de los expertos, recuerda que Andrés sigue siendo su hijo –se le ha ido considerando su vástago favorito–, pese a que ya no desempeñe obligaciones reales. Pese a todo, no se prevé que Andrés participe en las celebraciones por el jubileo de platino por los 70 años de reinado de su madre.

Service of Thanksgiving for the life of the Duke of Edinburgh

Gente en la calle para dar apoyo a la familia real británica.

Conmovida

Con el acto de acción de gracias, la reina pudo de alguna forma paliar el doloroso funeral con el que tuvo que despedir el año pasado a su marido, donde sus imágenes sentada sola debido a las restricciones sanitarias dieron la vuelta al mundo. Esta vez sí se pudieron cantar los himnos elegidos en vida por Felipe que en el funeral del año pasado no pudieron escucharse por las normas anti COVID-19. Este Martes se pudo ver por momentos a una monarca afligida y muy conmovida, pese a que pareció en todo momento estar en control de la situación. El entorno de Isabel II limita al máximo sus apariciones.

El apunte

Los Reyes de España asisten a la abadía junto a una extensa representación de la realeza

Los Reyes de España acompañaron este martes a Isabel II en la ceremonia en tributo de su difunto marido, el duque de Edimburgo. La presencia de los Reyes se unió en Westminster a la de otros miembros de familias reales (como Bélgica, Dinamarca, Luxemburgo...), en la que se considera la mayor congregación de la realeza desde que estalló la crisis del coronavirus. Don Felipe y doña Letizia quisieron respaldar a la soberana británica en el recuerdo a su marido, quien mantuvo una estrecha relación con la Casa Real española y que era tío segundo de la reina Sofía. Los asistentes no debían vestir de luto porque no era un funeral. Hubo representación del Gobierno británico.