No resulta descabellado pensar que la familia comunitaria mueva cielo y tierra para facilitar que la actual senda bélica acabe con una Europa más unida y cohesionada. Imagen de una bandera ucraniana en los exteriores del parlamento danés. | Reuters

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Ucrania en la Unión Europea (UE) como un Estado Miembro de pleno derecho constituye una de las reivindicaciones de una parte significativa del pueblo ucraniano en los últimos años, expresada públicamente desde 2014 en la revolución del Maidán, el Euromaidán como le llaman algunos, que dejó claro que las nuevas generaciones quieren caminar lejos de la sombra rusa. Tras la invasión de Vladímir Putin se da por hecho que Ucrania no tendrá excesivos obstáculos para una eventual integración en el bloque comunitario. De ponerse por escrito este punto y establecerse un alto el fuego en la zona en guerra, tal y como se ha planteado este martes en las negociaciones que se llevan a cabo en Turquía, este es el procedimiento de aceptación de un candidato a miembro de pleno derecho de la UE.

En primer lugar hay que explicar que la posible entrada de Ucrania en la UE no será una entrada más por todo lo que rodea al país del este desde el pasado 24 de febrero, fecha de inicio de las operaciones militares en su territorio. Desde el principio de los bombardeos rusos distintas autoridades europeas han reconocido públicamente el coraje de los ucranianos, y el amplio catálogo de medidas y sanciones al Kremlin y sus colaboradores más cercanos dan buena muestra de ello.

En este sentido, y en un futuro contexto de pacificación de la región, la entrada de Ucrania en el club europeo precisa de algunos trámites. En estos momentos Ucrania no consta en la lista de candidatos oficiales, algunos de los cuales son Estados resultantes de la desintegración yugoslava como Montenegro y Serbia, o Macedonia del Norte. Albania y Turquía cierran la nómina de los Estados que teóricamente tienen más cerca la aceptación en la UE.

Además existen los candidatos potenciales; países candidatos que no cumplen todavía los requisitos para ingresar en la Unión y que de hecho se asemejan más a la situación que se vivía en Ucrania previa a la guerra. Estos son Bosnia y Herzegovina por un lado y Kosovo por el otro.

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Cada parlamento nacional o jefe de gobierno, según el caso, debe dar su visto bueno a esta ampliación de la familia comunitaria, y «para ser miembro de la UE hay que seguir un procedimiento que no se resuelve de un día para otro», destaca la propia UE en su página web oficial. Asimismo debe pasar por un arduo proceso de adaptación legislativa que transporte las normas y los reglamentos de la UE a todos los ámbitos del Derecho nacional.

«Cualquier país que reúna las condiciones para ser miembro de la UE puede solicitar la adhesión. Dichas condiciones se conocen como 'criterios de Copenhague' y consisten en una economía de mercado en funcionamiento, una democracia estable, el Estado de Derecho y la aceptación de toda la legislación de la UE, incluida la relativa al euro».

Cuál es el procedimiento ordinario para pertenecer a la UE. Primero es necesario presentar una solicitud de adhesión al Consejo, quien, a su vez, solicita a la Comisión que evalúe la capacidad del solicitante de cumplir los criterios de Copenhague. Si el dictamen de la Comisión es favorable, el Consejo debe aprobar un mandato de negociación. Entonces se inician oficialmente las negociaciones, que se llevan a cabo capítulo a capítulo.

«Debido al gran volumen del corpus de normas y reglamentos de la UE que cada país candidato debe incorporar a su Derecho nacional, las negociaciones llevan mucho tiempo. Durante el período de preadhesión se ofrece a los países candidatos asistencia financiera, administrativa y técnica» recalca la UE. En este sentido, a pesar de que Ucrania en tiempos de guerra queda lejos de cumplir las directrices de los 'criterios de Copenhague', no resulta descabellado pensar que la familia comunitaria mueva cielo y tierra para facilitar que la actual senda bélica acabe con una Europa más unida y cohesionada. Una Europa otra vez de los Veintiocho, en este caso con Ucrania ocupando la vacante de Reino Unido tras el Bréxit.