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Vladimir Putin se hizo agente del KGB simplemente porque intuyó de joven lo que nunca se cansa de repetir: «Me hice agente porque me di cuenta de que un solo hombre podía conseguir más que todo un batallón del ejército».

Edward Snowden fue primero analista informático para pasar después a encontrar trabajo como agente de la CIA y, después, gracias a sus amplios conocimientos en las técnicas de la informática, pasó a ser imprescindible en la NSA, la Agencia de Seguridad Nacional, con sede en Hawai. Un lugar donde antes casi no era aceptado nadie pero que, con los grandes cambios en los modos de Inteligencia, se era captado por poseer amplia experiencia en la programación y criptografía.

Al cabo de unos años en la CIA, donde también trabajó en Berna ( Suiza) en oficinas encubiertas, pasó a la NSA y fue allí donde se dio cuenta de que el gobierno de los EEUU espiaba a sus propios ciudadanos de forma anticonstitucional. Recabó datos y se fijó que poseía la facultad de acceder a documentos de alto secreto, en especial los de vigilancia masiva PRISM.Eso incluía el acceso a los servidores centrales de nueve grandes tecnologías estadounidenses como Microsoft Corp. Yahoo. Inc. Google Inc. Facebook Inc. Paltac, AOL Inc. Skype, YouTube y Apple Inc. Ahí es nada. Todos, absolutamente todos, podíamos ser investigados al cien por cien.

Cogió toda esa información privilegiada y en 2013 huyó junto a su novia hasta Hong Kong, instalado en un pequeño hotel y casi sin dinero, donde solicitó asilo político a innumerables países, incluido España a través del exjuez Garzón, pero al igual que España, otros países no aceptaban solicitudes de asilo fuera del país emisor. Tenías que pedir asilo uno vez entrado en el país de acogida. Con una estratagema y tras haberse dado a conocer a través de periodistas del The Daily Mirror y el Washington Post, escapó hasta el aeropuerto de Moscú, donde Putin, conocedor de la suerte de Snowden si era extraditado a EEUU, podía acabar bajo penas como la cadena perpetua y,en según qué estados, castigado con la pena de muerte. El presidente ruso lo acogió de forma transitoria en Rusia.

Debía permanecer en dicho país solo un año, pero a base de prórrogas del visado, y tras la pasada primavera por culpa de la pandemia de COVID, Putin le concedió la visa permanente. Ahora Snowden vive a las afueras de San Petersburgo y trabaja como analista de sistemas para Rusia.

Con la actual crisis en Ucrania, Snowden se ha vuelto un hombre que puede colapsar cualquier amenaza en los sistemas informáticos y hace realidad la valiosa frase de Putin de que un solo hombre puede hacer más que todo un ejército.

EEUU va a intentar no vender más software y productos a Rusia para la fabricación de chips y microchips en la ilusa idea de dejar obsoleta la maquinaria de guerra de los satélites rusos o sistemas GPS, pero China es aliada de Rusia y no olvida el boicot de EEUU al fabricante chino de Huawei. Se acerca marzo, mes del deshielo, donde el suelo ruso se convierte en barro, el mismo barro que hundió los ejércitos de Napoleón y Hitler, con lo cual es ahora o nunca el ejército norteamericano, con la OTAN, quienes entren en esos terrenos pantanosos. La guerra con drones está servida junto a las tropas mercenarias USA, neofascistas de nuevo cuño en Ucrania que ya promovieron los combates en el Dombas.

Snowden tiene una larga carrera por delante, le une a Putin ser conocedor en profundidad de los servicios de Inteligencia norteamericanos y sus métodos siniestros protagonizados por agentes de la CIA. Putin es ahora el objetivo a abatir, sin él, la gran madre Rusa, sus valores y su destino, acabaría siendo territorio de especuladores de productos naturales para hacerse billonarios con el gas, acero, etc...Y ni un decrépito vejestorio como Biden podrá impedir que las próximas potencias mundiales sean Rusia y China. Adiós al imperio americano. Y Europa, como siempre, el campo de batalla. Nosotros pondremos los muertos.