Jean-Michel Blanquer abandonando el Elíseo. | VINCENT ISORE

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El ministro francés de Educación, Jean-Michel Blanquer, objeto de críticas y demandas de renuncia por su gestión de la crisis de la covid en las escuelas, lamentó este martes el gesto poco ejemplar de sus vacaciones en Ibiza, que está centrando los ataques en su contra. Esos ataques han arreciado desde que el lunes por la tarde se supo, gracias a las revelaciones del portal de información Médiapart, que cuando el domingo 2 de enero anunció un nuevo protocolo sanitario en una entrevista a un periódico, la víspera de la vuelta al colegio tras las vacaciones navideñas, el ministro se encontraba entonces de vacaciones en Ibiza.

Durante la sesión de este martes de control al Gobierno en la Asamblea Nacional, Blanquer trató de aplacar las críticas reconociendo un error pero no en su gestión de la situación, sino en la elección para irse a pasar unos días a esa isla, teniendo en cuenta las imágenes que se le asocian de fiesta y desenfreno. «¿Tenía yo derecho a tomarme unos días de vacaciones después de este año? Sí. ¿Hubo reuniones que tendría que haber hecho y que no hice a causa de eso? Evidentemente no. ¿Las decisiones habrían sido diferentes si hubiera estado en otro sitio? Tampoco», señaló. «Hay, reconozco, un simbolismo --añadió--. Es verdad que tendría que haber elegido otro lugar. Lamento el simbolismo. Pero, por lo demás, desde hace dos años, como la mayoría, con mis equipos, con los profesores de Francia, mantenemos una política de escuelas abiertas y eso es lo fundamental. Y no nos perdemos en cuestiones accesorias», insistió. El jueves pasado Francia vivió una huelga de profesores con un amplio seguimiento para protestar por los continuos cambios de protocolo sanitario sin coordinación y por las carencias de medios humanos y materiales para afrontar las sucesivas olas de coronavirus, y en particular la de ómicron, manteniendo al máximo las clases abiertas.

El Gobierno trató de aplacar ese descontento con el anuncio de que se va a contratar a unas 8.000 personas para reforzar hasta finales de curso las plantillas de profesores, vigilantes y administrativos, así como a repartir millones de mascarillas. Sin embargo, para los sindicatos de enseñantes esas concesiones son insuficientes y han decidido continuar con la presión sobre el Ejecutivo, y muy en particular contra Blanquer, con una nueva jornada de paros este jueves. Desde que se supo que el titular de Educación estaba de vacaciones en Ibiza cuando presentó el criticado protocolo sanitario del 2 de enero (corregido en dos ocasionesdurante la semana siguiente) le llovieron las demandas de dimisión desde la oposición de izquierdas y desde los sindicatos de profesores.