Personal médico prepara una dosis de vacuna este martes. | Nathalia Aguilar

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- Las propuesta de Estados Unidos de levantar las patentes de las vacunas contra la Covid-19 se ha traducido en un choque ideológico en la Eurocámara, donde conservadores y liberales quieren proteger la propiedad intelectual mientras que socialdemócratas, verdes e izquierda reclaman la suspensión de esos derechos.

La Comisión Europea, representada este miércoles ante el hemiciclo europeo por su vicepresidente económico, Valdis Dombrovskis, defiende que «el acceso universal y justo a las vacunas tiene que ser la prioridad de la comunidad internacional» y que el método más efectivo es «aumentar la producción» de los fármacos.

Bruselas no se opone al debate de liberalizar los derechos de los fármacos en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC), a expensas de conocer los detalles de la propuesta de la Administración de Joe Biden, pero insiste en que «esto va a tomar tiempo», dijo Dombrovskis.

La Comisión presentará «pronto» una propuesta ante la OMC basada en tres ideas que Bruselas ha mantenido desde que Estados Unidos dio, por sorpresa, un impulso global al debate sobre la liberalización de las patentes, planteado antes por India, Sudáfrica o Brasil.

Bruselas quiere que se eliminen las restricciones a las exportaciones, como las que aplica EEUU, aumentar la producción y distribución de excedentes de vacunas a países pobres a precio de saldo y utilizar las «flexibilidades» existentes para que más plantas fabriquen fármacos.

La postura de la Comisión coincide con la de Alemania, país de origen del laboratorio BionTech, que ha desarrollado la vanguardista tecnología de ARN mensajero de la vacuna que produce la multinacional estadounidense Pfizer, pero difiere de la que sostienen, con distintos matices, Francia, Italia o España.

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También está basada en el ARN mensajero la vacuna de Moderna, elaborada en colaboración con el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, pero potencias como China, Rusia o India no tienen esa prometedora tecnología farmacéutica.

INTERCAMBIO IDEOLÓGICO

«Se expropiaría un largo trabajo de investigación y la llave de investigaciones futuras (...). No sólo se arruinará ese trabajo, sino también el liderazgo europeo en uno de los pocos campos en los que aún lo mantenemos», dijo el popular español Esteban González Pons en nombre del grupo mayoritario de la Eurocámara.

También los liberales de Renovar Europa creen que retirar los derechos de protección intelectual «no responde a la urgencia del momento», dijo el rumano Dacian Ciolos, en línea con los Reformistas y Conservadores Europeos, que consideran que «es una mala idea que pinta muy bien», según el nacionalista flamenco Geert Bourgeois, o los euroescépticos de Identidad y Democracia, que ven «dudoso que los países en desarrollo puedan producir vacunas de alta calidad».

Esos grupos suman 422 escaños de los 705 asientos del Parlamento Europeo.
Frente a esa postura mayoritaria se posicionó la socialista española Iratxe García Pérez, líder del segundo grupo de la Eurocámara, quien defendió que Europa es un «ejemplo de solidaridad» en exportación de vacunas que contrasta con Estados Unidos, que «ha retenido toda su producción».

«Pero esto no es suficiente» y la UE debería también promover «la suspensión temporal de patentes» pues, aún reconociendo «el papel que tiene la propiedad intelectual como motor de innovación», se trata de un «imperativo humanitario y estratégico», dijo.

Los Verdes, a través del belga Philippe Lamberts, recordaron que la investigación de los fármacos se ha financiado en gran parte con dinero público y señalaron que «la vacuna se tiene que considerar un bien común mundial y los precios no pueden quedar en manos de tres o cuatro grupos farmacéuticos», mientras que la izquierda reclamó una «liberalización inmediata y sin condiciones».

«Se le da el mismo valor a un iPhone que a una vacuna», dijo la francesa Manon Aubry.
Los líderes de los países de la Unión Europea abordarán la cuestión de las patentes en la cumbre europea que celebrarán el próximo lunes y martes, mientras que el Parlamento Europeo votará su resolución en la próxima sesión plenaria, a inicios de junio.