Un centro de vacunación en Suceia. | CARL-OLOF ZIMMERMAN

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Las autoridades sanitarias suecas han reconocido que han tenido que desechar dosis de la vacuna de AstraZeneca después de que las personas citadas anularan la cita o sencillamente rechazaran la inoculación tras saber que iba a utilizarse esta vacuna en concreto.

Las autoridades sanitarias de Gotemburgo y Estocolmo han asegurado que la cifra de personas que rechazan la vacuna es relativamente baja, pero han confirmado estos casos, según recoge la agencia de noticias estatal sueca, TT.

Las dosis deben ser utilizadas en cuestión de horas desde que son retiradas de la refrigeración, pero en ocasiones el personal sanitario no encuentra a otra persona sin vacunar que pueda aprovechar el medicamento.

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Suecia recomienda AstraZeneca solo a personas mayores de 65 años después de detectarse varios casos de trombos en mujeres de menos de 60 años, lo que propició un parón en la administración de la vacuna en este y otros países. Suecia está por debajo de la media de la UE de porcentaje de población vacunada.

«En mi departamento preparamos la vacunación para 150 pacientes con diabetes de más de 65 años. Hasta 20 cancelaron la cita y siete se marcharon. Uno dijo: 'No quiero morir' y se marchó de inmediato», ha explicado la doctora Maria Taranger en declaraciones al 'Göteborgs Posten'. «La estimación de riesgo que están haciendo es una locura absoluta», ha remachado.

Las autoridades sanitarias han destacado que los beneficios de la vacuna superan por mucho los riesgos, pero el personal sanitario tiene que pasar «horas» dando explicaciones a la población, ha relatado la directora de un centro de salud de Estocolmo, Kristina Fant.
«Hay impaciencia y frustración que se expresa de distintas formas cuando no consigues lo que quieres o lo que crees que mereces», ha argumentado Fant.

La directora de otro centro de salud de la capital sueca, Maria av Solstrale Sténson, ha relatado el caso de una mujer que sufrió un ataque de pánico al saber que la iban a inocular con AstraZeneca, pero tras superarlo decidió ponérsela porque el peligro que supone el virus es mayor que el de los posibles efectos secundarios y dio las gracias al personal.