Rush Limbaugh junto a Melania Trump. | SHAWN THEW

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El polémico locutor conservador Rush Limbaugh falleció este miércoles a los 70 años de edad en EEUU, donde será recordado por su admiración incondicional hacia el expresidente Donald Trump y por haber popularizado el término «feminazi», aunque nunca admitió haber sido su creador.

Su esposa, Kathryn Limbaugh, anunció que el polémico presentador, una de las figuras más influyentes entre los republicanos, perdió la vida por un cáncer de pulmón, que le había sido diagnosticado en febrero de 2020 en una etapa avanzada, tras haber sido un fumador empedernido y haber defendido el consumo de tabaco.

Limbaugh estuvo al frente del programa de radio “The Rush Limbaugh Show» durante 32 años y sólo faltó en contadas ocasiones para recibir tratamiento, destacaron medios de comunicación locales.

Tras conocer su condición, el presidente Donald Trump (2017-2021) le concedió el año pasado la Medalla Presidencial de la Libertad durante el discurso del Estado de la Unión.

EL «AMIGO» DE TRUMP
Trump describió entonces al comunicador como el «mejor luchador que jamás conocerás» y destacó sus «décadas de incansable devoción» al país. Este miércoles, el ahora exmandatario intervino en Fox News para alabar la figura de su «amigo».

Desde finales de la década de 1980, Limbaugh fue una voz que inspiró a una generación de políticos y periodistas conservadores.

Aparte de locutor de radio, fue comentarista de televisión y deportivo y autor de varias obras, pero quizás sus polémicas machistas serán de lo más recordado. A principios de los 90, Limbaugh empezó a usar el término «feminazi», con el que tachaba lo que denominó «un tipo específico de feminista» y a las «más detestables», según una investigación de la organización sin ánimo de lucro Media Matters for America.

«Tom (Thomas) Hazlett, un buen amigo que es un estimado y muy respetado profesor de Economía en la Universidad de California en Davis, acuñó el término para describir a cualquier mujer que sea intolerante con cualquier punto de vista que desafíe al feminismo militante», escribió Limbaugh en su libro «The Way Things Ought to Be» ("Cómo deberían ser las cosas», 1992).

«FEMINAZI», COMO INSULTO A LAS MUJERES
«A menudo -continuó- lo uso para describir a las mujeres que están obsesionadas con perpetuar un holocausto moderno: el aborto. Hay 1,5 millones de abortos al año y algunas feministas casi parecen celebrar esa cifra. No son muchas, pero merecen ser llamadas 'feminazis».

Otra polémica sonada de Limbaugh fue en 2012 cuando llamó «puta» y «fulana» a una estudiante de la Universidad de Georgetown, Sandra Fulke, por unas declaraciones que hizo sobre la cobertura sanitaria de los anticonceptivos, en una controversia que salpicó al entonces presidente, Barack Obama.

El detonante fue un testimonio de Fulke ante un comité del Congreso después de que Obama impulsara una ley sanitaria, que en su primera versión obligaba a las instituciones católicas a ofrecer métodos anticonceptivos a sus empleadas.

Fulke defendió que las empresas que ofrecen seguro médico a sus trabajadores, incluida la Iglesia Católica, debían incluir la cobertura de los anticonceptivos.

«Si vamos a tener que pagarlo, entonces queremos algo a cambio, señorita Fluke», le espetó Limbaugh en su programa de radio. «Y eso podrían ser sus videos sexuales para que podamos ver lo que estamos consiguiendo con nuestro dinero».

CRÍTICA A JUEZA LATINA DEL SUPREMO
Fue tal el escándalo que Obama llamó a la estudiante para ofrecerle su apoyo, aunque tuvo que modificar el borrador de la ley para que las instituciones católicas pudieran alegar «objeciones religiosas» para no asumir esa cobertura.

También se sumó al político republicano Newt Gingrich para criticar en 2009 a la entonces nominada al Tribunal Supremo, la jueza Sonia Sotomayor, a la que tildó de «racista», después de que ella afirmara en 2001 que una «mujer latina sabia» sería capaz de tomar mejores decisiones que un juez de raza blanca.

«No me voy a retractar. Podrían pedirme que baje el tono, pero nadie ha dicho que esté equivocado o que lo haya inventado», señaló entonces Limbaugh, después de que Gingrich se retractara.