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El ejército de Etiopía concluyó este sábado «con éxito» la «operación principal» contra las autoridades rebeldes de la región de Tigray, a quienes el Gobierno federal declaró la guerra el pasado 5 de noviembre.

En un comunicado publicado en su cuenta de Twitter, el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, declaró que «el Gobierno federal tiene ahora el control total de la ciudad de Mekele», la capital de la región de Tigray, fronteriza con Eritrea y Sudán.

«Con el pleno control de la capital regional, esto marca la finalización de la última fase de la ENDF (Fuerza Etíope de Defensa Nacional, nombre de la Fuerzas Armadas de Etiopía). La policía federal continuará ahora su tarea de detener a los criminales del Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT) y llevarlos a la justicia», añadió Abiy.

La toma de la ciudad de Mekele tiene lugar dos días después de que Abiy Ahmed ordenase el ataque final contra el FPLT, partido que gobierna la región de Tigray, tras una confrontación que llevaba meses latente.

No obstante, la disputa tuvo su punto de inflexión tras la celebración en esta región el 9 de septiembre de comicios parlamentarios después de retrasarse por la covid-19 las elecciones generales que debían tener lugar el pasado agosto.

El Gobierno central, tachó esas elecciones celebradas unilateralmente de ilegales y el 4 de noviembre un ataque del FPLT cometido contra una base del Ejército etíope en esa región dio lugar a que ese mismo día Abiy ordenara una ofensiva como respuesta.

Un día después el número dos del Estado Mayor del Ejército etíope, teniente general Birhanu Jula, declaró en una rueda de prensa que habían «entrado en guerra» con el gobierno rebelde de la región etíope de Tigray, que desde ese día no reconoce la autoridad del Ejecutivo federal.

Abiy dijo ste sábado en su cuenta de Facebook que la victoria de las Fuerzas Armadas se logró gracias a la cooperación de los residentes en Tigray y Mekele y aseguró que lo lograron «sin herir a los civiles y sin causar daños en las infraestructuras y el patrimonio histórico».

El jueves 26 de noviembre, Abiy ordenó a las Fuerzas de Defensa Etíopes concluir «la tercera y última fase» de su operación para el «establecimiento del orden» y prometió tener «mucho cuidado» para no herir a civiles en el despliegue para tomar la capital de Tigray.

Desde el inicio del conflicto, el pasado 4 de noviembre, cientos de personas han muerto y más de 43.000 etíopes han escapado al vecino Sudán.

Según una declaración del Gobierno regional de Tigray, publicada por Tigray Media House, «desde este viernes, Abiy Ahmed y las fuerzas eritreas han estado bombardeando con artillería pesada» y hoy lo hicieron «principalmente contra lugares e infraestructuras civiles».

Fuentes diplomáticas confirmaron hoy a Efe que había «fuertes explosiones en la parte central de Mekele y otra explosión en las afueras», así como el ataque a instalaciones pertenecientes al FPLT.

En declaraciones que recogía hoy el portal etíope fanabc.com el teniente general Hassen Ibrahim, jefe del Departamento de Drenaje de la Fuerza de Defensa Nacional, declaró que el ejército había tomado el control de la ciudad de Wukro, a unos 50 kilómetros al norte de Mekele, y que controlaría Mekele en unos días.

Los bombardeos a la capital de Tigray tuvieron lugar tras la reunión de ayer de Abiy con los expresidentes Joaquim Chissano (Mozambique), Ellen Johnson-Sirleaf (Liberia) y Kgalema Motlanthe (Sudáfrica), enviados por la Unión Africana (UA) para mediar en la guerra en la que el primer ministro rechazó el diálogo como vía de solución.

El único diálogo que contempla el mandatario es con «partidos políticos que operan legalmente en la región» y con representantes de la sociedad civil.

Por el momento, el primer ministro etíope, Premio Nobel de la Paz en 2019, ha desoído los llamamientos internacionales a un cese o descenso de las hostilidades contra el FPLT.

Aunque la contienda empezó el pasado día 4, el contencioso de Tigray comienza en la refundación de Etiopía tras la caída del régimen comunista en 1991, cuando se promueve una política de federalismo étnico, donde supuestamente todas las etnias tienen igual valor y representación.

Sin embargo, el FPLT -que representa al 5 % de los 110 millones de habitantes de Etiopía- lideró desde entonces la coalición étnica que conformaba el gobernante Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (FDRPE).

Esa hegemonía duró hasta el nombramiento en 2018 de Abiy, un joven político de origen oromo, como primer ministro, quien quiso extirpar el etnicismo de la política refundando el FDRPE en el Partido de la Prosperidad (PP), del que se desvinculó el FPLT.

Tras esta última operación Abiy declaró hoy que «ahora tenemos por delante la tarea crítica de reconstruir lo que ha sido destruido; reparar lo dañado; devolver a los que han huido, con la máxima prioridad de devolver la normalidad a la gente de la región de Tigray».