Botellas de muestras de vacuna de COVID-19. | Reuters - Dado Ruvic

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Los gubernamentales Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, en inglés) han pedido a todos los estados del país estar preparados para distribuir a finales de octubre o principios de noviembre una posible vacuna contra la COVID-19, en caso de que ésta se apruebe.

Según informaron este miércoles el diario The New York Times y la cadena CNN, los CDC enviaron esos documentos el pasado 27 de agosto, el mismo día en que el presidente estadounidense, Donald Trump, aseguró en su discurso ante la convención republicana que esperaba contar con una vacuna antes del fin de año.

La revelación ha aumentado la preocupación de algunos expertos en salud pública de que el Gobierno de Trump pueda estar presionando para acelerar el desarrollo de una vacuna, con el objetivo de tenerla lista y empezar a distribuirla antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. «Es difícil no interpretar esto como un intento de tener una vacuna para antes de las elecciones», lo cual puede tener «ramificaciones relacionadas con la seguridad» del producto, dijo al New York Times una epidemióloga de Arizona, Saskia Popescu.

El principal epidemiólogo del país, Anthony Fauci, ha dicho recientemente en entrevistas que es posible que haya una vacuna disponible para ciertos grupos incluso antes de que acaben los ensayos clínicos, en caso de que los datos preliminares sobre su eficacia y seguridad sean abrumadoramente positivos.

Los documentos, publicados por el New York Times y cuya autenticidad confirmaron los CDC a la cadena CNN, se enviaron a los 50 estados del país y a las autoridades de cinco ciudades: Nueva York, Chicago, Filadelfia, Houston y San Antonio.

Los CDC subrayaron que su plan todavía es «hipotético» y que simplemente busca empezar a organizar el gigantesco esfuerzo de planificación y movilización que deberá ponerse en marcha si la Administración de Medicamentos y Alimentos de EE.UU. (FDA) aprobara el uso de una vacuna este año.

Sus directrices describen escenarios en los que una o dos posibles vacunas puedan estar listas antes de fin de año, y mencionan la posibilidad de que haya un máximo de 3 millones de dosis de ambas disponibles para finales de octubre, hasta 30 millones para finales de noviembre y hasta 45 millones para diciembre.

Las vacunas, cuyo fabricante no se identifica, deberían administrarse en dos dosis separadas por tres o cuatro semanas, y se distribuirían de forma gratuita y primero a ciertos grupos considerados de alto riesgo, incluidos los trabajadores sanitarios.
También tendrían prioridad para recibir la vacuna las personas mayores de 65 años, los indígenas y otros integrantes de «minorías raciales y étnicas», además de los presos, de acuerdo con los documentos a los que tuvo acceso el New York Times.

Estados Unidos, que ya supera los 6.100.000 casos confirmados de coronavirus y las 185.000 muertes por la enfermedad, tiene por ahora tres vacunas en ensayos clínicos de la fase 3, desarrolladas respectivamente por Moderna y el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID); por Pfizer y BioNTech; y por AstraZeneca y la Universidad de Oxford.

La Casa Blanca ha rechazado formar parte de una plataforma creada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para garantizar un acceso global y en términos de igualdad a la vacuna o vacunas contra el COVID-19 que se desarrollen.