La portada de este domingo de The New York Times está llena de obituarios de fallecidos por la COVID-19. | Twitter

TW
4

El prestigioso diario The New York Times ha dedicado este domingo un reportaje a la «incalculable pérdida» humana provocada en casi tres meses por la pandemia de la COVID-19 en Estados Unidos y ha llenado por completo su portada con breves obituarios de 1.000 de los fallecidos, cuando el recuento se aproxima ya a los 100.000.

La impactante imagen de la primera página, muy compartida en redes sociales, es una larga lista a seis columnas que pone nombre, edad e historia vital a las crudas cifras de la tragedia bajo el titular «Las muertes en EEUU se acercan a 100.000, una incalculable pérdida», recordando que esas personas «éramos nosotros».

La editora de la mesa gráfica del NYT, Simone Landon, ha indicado a través de su cuenta de Twitter que en la solemne portada aparece «el 1 % de los que han fallecido» y en la edición digital se enfatizan de manera interactiva sus historias, con la esperanza de que los lectores «pasen un poco de tiempo con cada uno de ellos».

Noticias relacionadas

El homenaje permite conocer vidas como la de Samuel Hargress Jr. de 84 años, que era dueño del local de jazz Paris Blues de Nueva York; Mike Field, de 59 años, un trabajador de emergencia que acudió a ayudar en los atentados de 11 de septiembre de 2001; Mary Santiago, de 44 años, una madre de Illinois; o April Dunn, de 33 años, defensora de los derechos de los discapacitados de Louisiana.

En otro artículo sobre el desarrollo de la pieza, los periodistas del NYT destacan que ante la cercanía de la triste cifra de 100.000 fallecidos por el nuevo coronavirus, eran conscientes de la «fatiga de los datos» y revisaron obituarios en cientos de periódicos nacionales para obtener frases que mostraran «lo especial de cada vida perdida», algo que se asemejara a un «tapiz».

En la edición electrónica, el reportaje toma una vertiente visual y se desplaza la página hacia abajo para leer las breves historias, con recuentos de los fallecidos por fecha cronológica y un ensayo sobre la «ausencia de un final claro» durante la pandemia, en la que «hasta los muertos han tenido que esperar» para ser despedidos por sus seres queridos.