Pasajeros en el aeropuerto de Heathrow. | TOBY MELVILLE

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El Gobierno de Reino Unido ha acordado imponer una cuarentena de dos semanas a todos los viajeros llegados de otros países a partir del 8 de junio como herramienta para prevenir un rebrote de la pandemia de coronavirus, que ha dejado otras 351 muertes en el último día.

Con un total de 254.195 casos confirmados y 36.393 decesos, Reino Unido --que encara ya una progresiva reapertura económica-- ha decidido poner el foco en los puntos de entrada.

Para ello, tal y como ha explicado en una rueda de prensa la ministra del Interior británica, Priti Patel, el Gobierno amenaza con imponer multas de 1.000 libras (unos 1.100 euros) a quienes incumplan estas medidas.

Así, todas las personas que lleguen de otros países por tierra, mar o aire --incluidas las que tengan nacionalidad británica-- deberán guardar 14 días de cuarentena. Además, estarán obligados a informar a las autoridades fronterizas del domicilio donde guardarán este aislamiento, tal y como ha indicado.

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Las autoridades sanitarias, por su parte, podrán realizar pruebas y test aleatorios de forma sorpresiva para garantizar que se cumplen las normas. Todos aquellos que se nieguen a cumplir con las normas --que prohíben visitar a familiares o amigos durante el periodo de cuarentena-- pueden ser sujetos a una expulsión inmediata del país.

Para Londres, la entrada de personas desde el extranjero a lo largo del verano supone un alto riesgo de contagio. Ahora que la tasa de infección está disminuyendo, los casos importados pueden suponer una «gran amenaza» para el país, según ha advertido Patel, que ha especificado que en el país se han llevado a cabo un total de 3,2 millones de test de COVID-19, 140.497 de ellos en el último día.

La orden incluirá como excepciones el transporte de mercancías por carretera y los trabajadores médicos, así como a los llegados desde Irlanda o la isla de Man. Estas exenciones no se extenderán a Francia, a pesar de que así parecían haberlo pactado hace dos semanas el primer ministro británico, Boris Johnson, y el presidente galo, Emmanuel Macron.

Downing Street ya había adelantado que cualquier medida de este tipo sería revisada cada tres semanas, si bien el Gobierno se ciñe por ahora a sus recomendaciones de no viajar al extranjero salvo que sea absolutamente necesario.

Las aerolíneas temen que las nuevas órdenes de cuarentena limiten aún más la recuperación de un sector que ya ha sufrido caídas de hasta el 99 por ciento en el tráfico aéreo por la adopción generalizada de medidas contra la pandemia de coronavirus.