Gente paseando en San Petesbrugo. | ANATOLY MALTSEV

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Rusia se prepara para un plan de desescalada gradual en tres fases que dependerán en gran medida de las decisiones que tomen los gobernadores de las 85 regiones del país y que se ha presentado al presidente, Vladímir Putin, cuando el país aún no ha alcanzado la meseta de la COVID-19.

«No hay ninguna necesidad de apresurarse. Incluso el error más pequeño tiene sus costes: la seguridad, la vida y la salud de nuestra gente y por ello la responsabilidad de cada decisión tomada por el Gobierno y los jefes de las regiones es extremadamente alta», dijo el presidente ruso, Vladímir Putin, en una reunión telemática con miembros del Ejecutivo y expertos sanitarios.

A día de hoy Rusia cuenta con 165.929 casos de coronavirus y 1.537 fallecidos tras registrar por cuarta jornada consecutiva un aumento por encima de 10.000 casos, con lo cual se acerca ya en el número de infectados a Alemania.

EL AUMENTO DE CASOS ES ESTABLE

El incremento es estable pero es una cifra que aún no permite hablar de la ansiada meseta, ya que para ello el patrón de la infección debe permanecer estable durante una semana, según dijo hoy a TASS el director del Centro Nacional de Investigación para la Epidemiología y Microbiología, Alexander Gunzburg.

El ministro ruso de Sanidad, Mijaíl Murashko, dijo hoy que aproximadamente 80.000 personas se encuentran hospitalizadas, incluidas 1.133 conectadas a respiradores.
La jefa sanitaria, Anna Popova, presentó hoy a Putin el plan de desescalada de tres fases, pero advirtió que para poder comenzar a aplicarlo debe mantenerse la tendencia positiva hasta que acaben las fiestas de mayo y por tanto el periodo de vacaciones obligatorias retribuidas decretadas por Putin hasta el día 11, inclusive.

La estrategia de la responsable del Servicio Protección del Consumidor (Rospotrepnazor) es similar al de otros países europeos, dado que «en cada una de las etapas se ampliará la lista de espacios públicos en los que las personas podrán contactar entre sí».

TRES FASES SEGÚN LA EVOLUCIÓN EN CADA REGIÓN

En la primer fase se permitirán paseos con los niños, el ejercicio y el deporte al aire libre y la apertura de algunos comercios y servicios, siempre guardando la distancia social.
En la segunda etapa, explicó Popova, podrán pasear grupos familiares, se volverán a abrir comercios con una superficie mayor, pero con restricciones del número de clientes que pueden atender y se reanudarán las clases en centros educativos.

En el último paso se reabrirán los parques y jardines con la obligación de mantener el distanciamiento social, se eliminarán las restricciones a la superficie y al número visitantes para los comercios y todos los hoteles y restaurantes volverán a operar.

La experta no dio fechas para la aplicación del plan y de las distintas etapas, y subrayó que las decisiones sobre el tránsito de una a otra fase serán adoptadas por las autoridades regionales, siempre según la situación epidémica en cada entidad federada.

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Rospotrepnazor recomienda además que las regiones obren en función de una serie de indicadores que recojan datos basados en una o dos semanas: la tasa de crecimiento de la COVID-19, el número de camas disponibles en los hospitales para el ingreso de nuevos pacientes contagiados y la amplitud de las pruebas para detectar hasta qué punto la infección se propaga.

Putin se dirigió a los jefes de todas las regiones para pedirles que, basándose en las recomendaciones de Popova, «formulen en los próximos días sus planes para el período posterior al 11 de mayo».

El presidente ruso recordó que cada región tiene sus peculiaridades y la incidencia de la COVID-19 no es igual, por lo que «en algunos lugares hay que conservar y hasta aumentar las medidas preventivas severas, mientras en otros, posiblemente, se puede planear su reducción justificada, pero solo partiendo de la opinión de los científicos y los expertos».

MOSCÚ REABRIRÁ LA CONSTRUCCIÓN Y LA INDUSTRIA

La región de Múrmansk por ejemplo - que registra 2.237 casos y 4 fallecidos- ya se encuentra en la fase uno, según dijo el gobernador, Andréi Chibis, a la cadena Rossía 24.

El alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, quien dirige el gabinete de crisis del Consejo de Estado de Rusia para hacer frente a la epidemia de la COVID-19, consideró que es demasiado pronto para levantar el autoaislamiento que rige en la capital y las medidas restrictivas de las empresas de servicios.

Eso sí, Moscú, foco de la epidemia en Rusia con 85.973 casos y 866 fallecidos y donde en las «dos últimas semanas no aumenta el número de hospitalizaciones de enfermos graves», según Sobianin, a partir del próximo día 12 se podrá reanudar las obras de construcción y la actividad industrial en toda la ciudad.

«Se trata de 500.000 personas que volverán a trabajar normalmente», dijo el alcalde.

LA ECONOMÍA SUFRE

Ello supone un alivio para las familias de estos trabajadores, dado que en los últimos dos meses en Rusia se han sumado 735.000 personas a la lista de desempleo, con lo que el total de parados alcanza 1,2 millones, según dijo hoy el ministro de Trabajo, Antón Kotiakov, en la reunión con Putin.

En general, la actividad económica ha disminuido un 33 % en el país debido al impacto de las restricciones impuestas por la pandemia del coronavirus en comparación con el periodo previo a las vacaciones obligatorias retribuidas impuestas por el presidente, explicó el titular de Desarrollo Económico, Maxim Reshetnikov.

El Banco de Rusia prevé una caída del PIB este año de entre un 4 % y 5 %, mientras que el Ministerio de Trabajo calcula un desempleo de entre 5 y 6 millones de personas.
Rusia ha adoptado medidas anticrisis por más de 2 billones de rublos (26.900 millones de dólares) hasta ahora, pero algunos expertos creen que harán falta como mínimo 5 billones de rublos (68.300 millones de dólares).