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Estados Unidos lanzó la semana pasada un ataque aéreo en Yemen con el objetivo de matar a Abdul Reza Shahlai, un comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de los Guardianes de la Revolución iraní, pero no consiguió acabar con su vida, informaron este viernes el diario The Washington Post y la cadena CNN.

La operación se produjo el 2 de enero, el mismo día en el que un dron estadounidense asesinó al poderoso general iraní Qasem Soleimaní en las inmediaciones del aeropuerto de Bagdad, de acuerdo con el Post, que cita como fuente a cuatro funcionarios estadounidenses.

La misión frustrada plantea el interrogante de si la operación contra Soleimaní fue realmente un intento de frenar posibles ataques inminentes a objetivos estadounidenses, como ha defendido la Casa Blanca, o si se enmarcó en un plan más amplio diseñado para debilitar a los Guardianes de la Revolución iraníes.

Una portavoz del Pentágono subrayó que el Departamento de Defensa «no hace comentarios sobre supuestas operaciones» en Yemen, un país donde Estados Unidos mantiene en secreto sus acciones militares relacionadas con la prolongada guerra que vive ese país.

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«Desde hace tiempo se entiende que Yemen es un lugar seguro para los terroristas y otros adversarios de Estados Unidos», indicó la portavoz, la comandante Rebecca Rebarich.

Shlahai, el supuesto objetivo de la operación, fue sancionado hace casi una década por el Departamento del Tesoro de EE.UU. por su papel en un presunto complot frustrado para atentar contra las embajadas de Arabia Saudí e Israel en Washington y el Gobierno estadounidense mantiene una recompensa de 15 millones de dólares por su captura.

Igual que Soleimaní, Shlahai forma parte del liderazgo de la Fuerza Quds, la encargada de las operaciones de la Guardia Revolucionaria en el extranjero, y Estados Unidos cree que ha proporcionado armas sofisticadas a los rebeldes hutíes de Yemen, que combaten a la coalición liderada por Arabia Saudí.

Las fuentes consultadas por el Post no descartaron que EE.UU. pudiera volver a atacar a Shahlai, aunque tanto Washington como Teherán han dado señales de querer rebajar las tensiones.

La operación frustrada «es un indicio de que hay una misión con un horizonte de planificación más amplio y realmente plantea la pregunta de por qué hubo un intento de explicar (lo de Soleimaní) vinculándolo a una amenaza inminente», dijo al Post Suzanne Maloney, experta en Irán en el centro de estudios Brookings.