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El establecimiento de «plataformas multilaterales de diálogo» y nuevos acuerdos por valor de 64.000 millones de dólares (57.330 millones de euros) en proyectos de cooperación es todo el balance que deja el II Foro de las Nuevas Rutas de la Seda, que finalizó hoy en Pekín.

El presidente chino, Xi Jinping, prometió mecanismos de transparencia para su colosal proyecto de infraestructuras, pero ni la organización ni él han predicado con el ejemplo y poco se sabe de los acuerdos alcanzados más allá de un comunicado conjunto en el que los líderes asistentes se centran más en las buenas intenciones que en marcar guías concretas para el funcionamiento de la iniciativa.

Lo que sí anunció Xi es que el Foro se celebrará «con regularidad», y que se publicarán informes sobre el progreso de la Franja y la Ruta, a la que el máximo mandatario chino quiere dotar de más rigor, coordinación y respeto a las leyes.

Para ello se cuenta también con una lista de 283 «objetivos» acordados en la cumbre, que China prometió publicar, aún sin fecha.

El gigante asiático no desglosó los acuerdos alcanzados durante la cumbre, pero algunos de los participantes sí lo hicieron: por ejemplo, Kenia anunció la firma de acuerdos de financiación por valor de 665 millones de dólares para un centro de datos que construirá Huawei y una renovación de la autopista entre Nairobi y su aeropuerto internacional.

Por su parte, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, apostó por la cooperación «para el beneficio de todos los estados eurasiáticos» y aprovechó para sacar pecho con un repaso a las millonarias inversiones de Moscú en infraestructuras, como queriendo dejar claro que China no está inventando la rueda.

Mientras, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, reiteró su apoyo a la iniciativa, que según ella contribuirá a mejorar la financiación y los vínculos tecnológicos de «los más de 1.700 millones de personas que no tienen acceso» a estos servicios.

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, se unió a los mimos al proyecto, que calificó de «puente entre Oriente y Occidente» y de «oportunidad para todos los países de desarrollarse».

El encuentro también sirvió para que Perú sellase su adhesión a esta iniciativa impulsada por su ya mayor socio comercial, con el ministro de Comercio Exterior y Turismo, Edgar Vázquez, refrendando el acuerdo en la capital china.

El único jefe de Estado latinoamericano presente en el Foro, el chileno Sebastián Piñera, abogó por «el multilateralismo, la conectividad entre los países y una mayor interacción para buscar soluciones a los grandes desafíos globales».

En su breve intervención final ante un centenar de periodistas que no pudieron realizar preguntas, Xi trató, una vez más, de despejar las dudas que su proyecto genera: «En toda la cooperación, el Gobierno guiará pero las empresas serán los principales actores y se aplicarán las reglas del mercado».

En la inauguración de la cumbre, este viernes, el político ya había insistido en los conceptos de «apertura, desarrollo verde e integridad moral», y apostó por «combatir la corrupción con tolerancia cero» y por que todas las empresas participantes «cumplan con los estándares internacionales».

Xi prometió unas Nuevas Rutas de la Seda -como se conoce también el proyecto- «limpias», «honestas» y «verdes» en las que se harán prevalecer «criterios ecológicos en la construcción de infraestructuras, inversión y financiación».

Acerca de las acusaciones de que China está llevando a algunos países participantes a una espiral de deuda, Xi aseguró que trabajarán para mejorar «los canales de financiación» y para «reducir los costes de financiación», tras lo que invitó a instituciones extranjeras y multilaterales a participar en la «cooperación para la financiación».

De hecho, la palabra estrella del discurso de hoy fue «cooperación», que salió de los labios de Xi en cerca de una treintena de ocasiones, en lo que parecía una respuesta a las críticas que afirman que China genera dependencia en los países que colaboran con ella.

Xi cerró su intervención asegurando que el Foro lanza un «mensaje claro": «Más y más amigos y socios se unirán a la cooperación de la Franja y la Ruta, y la cooperación disfrutará de una mejor calidad y de perspectivas más brillantes».

Con esta alocución, quedó finiquitado el II Foro de las Nuevas Rutas de la Seda: con apenas quince minutos de discurso de Xi, sin preguntas de la prensa, sin hacer todavía pública la declaración final y, en definitiva, sin fuegos artificiales y con una opacidad que es bandera en el país anfitrión.

Un ejemplo de control férreo y organización desastrosa que ponen en tela de juicio la capacidad china de seducir a sus socios con algo más que billetes y buenas palabras.