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Al menos dos personas han muerto y otras 50 han resultado heridas en diferentes incidentes ocurridos durante la jornada electoral de los comicios municipales de Turquía, que ha concluido a las 14.00 GMT.

En el total de 315 sucesos documentados por el citado Ministerio, 62 fueron agresiones físicas, mientras que los demás casos fueron denuncias de insultos, tenencia ilícita de armas o realización de fotografías de la papeleta rellenada.

Dos miembros de un partido turco opositor fueron asesinados a tiros este domingo en un colegio electoral en la ciudad turca de Malatya (este del país).

A este balance de dos muertos se añaden otros dos anteriores a la jornada electoral, y medio centenar de heridos en enfrentamientos de este domingo, la mitad de ellos en la provincia de Diyarbakir, en el sureste del país.

La gran mayoría de las reyertas fue causada por desavenencias en la votación de los delegados de barrio, una figura de representación local sin adscripción a partidos políticos.
La prensa también ha recogido esporádicas denuncias de ciudadanos que se percataron de que otros habían votado en su nombre.

Aún no hay datos sobre el nivel de participación en las urnas, que en la última década en Turquía ha sido siempre superior al 80 % y, según la impresión de varios observadores, no se espera que esta vez sea menor.

Tras el cierre de los colegios electorales, ha comenzado el recuento de los resultados del voto para las alcaldías de las capitales de las 81 provincias y miles de municipios, aunque todos los ojos estarán puestas en dos ciudades: Ankara y Estambul, donde la oposición tiene expectativas de hacerse con el bastón de mando.

En estas urbes compiten el partido islamista Justicia y Desarrollo (AKP), que gobierna Turquía desde 2002, y el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP), con las encuestas de los últimos días vaticinando una carrera muy ajustada, sin un claro favorito.
El AKP y los partidos islamistas que le precedieron gobiernan Estamul y Ankara desde 1994, por lo que una derrota sería un duro golpe para el movimiento político capitaneado por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.