Juan Acosta e Inés Jaume se encontraban a tan sólo 500 metros de una de las mezquitas en las que se ha producido la masacre. | Juan Acosta

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«Parecía una película, sólo hace falta mirar los vídeos». Son las palabras de Juan Acosta al otro lado del teléfono, un joven mallorquín de 25 años que ha presenciado este viernes los atentados a dos mezquitas en Nueva Zelanda.

Juan Acosta, de Sóller, y su pareja Inés Jaume, de Bunyola, se encontraban a solo 500 metros del lugar de la masacre, dos mezquitas de la localidad de Christchurch, en las que ha habido al menos 49 muertos y 48 heridos, entre ellos niños, según señalan fuentes policiales. Tras los tiroteos, la autoridades han aumentado la alarma al máximo nivel.

«Íbamos a entregar un papel a una oficina de Christchurch y hemos empezado a ver un montón de policía, los coches se subían por encima de la acera. Ha sido un momento agobiante», cuenta Acosta. En ese momento, cuando se han encontrado la oficina cerrada y una mujer les ha advertido que no podían estar en la calle, han empezado a sospechar de que algo estaba ocurriendo.

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Rápidamente, han encontrado un bar abierto en el que refugiarse. «Dentro del local he sacado el móvil y he empezado a buscar noticias, entonces he visto que había dos atentados. He puesto Google Maps y he visto que estábamos al lado», explica el mallorquín. En el bar les han ofrecido comida y bebida durante las horas de espera. Cuando la situación tras los tiroteos se ha normalizado la gente ha empezado a salir para regresar a sus casas.

«No había transporte y nosotros no tenemos coche. Una camarera del local nos ha acompañado hasta casa, a unos tres kilómetros de allí», narra Acosta desde Nueva Zelanda al otro lado de la linea telefónica. Y apostilla, «estamos muy agradecidos, cuando pase todo iremos a verla y le llevaremos un ramo de flores».

Calles desiertas, policía, comercios cerrados, es la fotografía que dibuja el mallorquín de las horas posteriores a los ataques. «La gente está conmocionada, nunca había pasado algo así», asegura. Acosta y Jaume cuentan que se han vivido momentos de nerviosismo. «La gente estaba muy asustada», dice el solleric.

La pareja hace tan solo doce días que llegó a Nueva Zelanda. Todavía se están instalando, estarán allí estudiando inglés en una academia hasta julio, luego aprovecharán para conocer el país. Cuando se les acabe el permiso de visado, recorrerán Asia y, finalmente, en febrero volverán a Mallorca. Están bien, en casa, ahora seguirán con su aventura.