El atacante abrió fuego contra los agentes que se habían desplazado al centro educativo, un intercambio en el que el presunto terrorista resultó abatido y dos policías quedaron heridos. | Efe

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Un hombre recién salido de la cárcel con un permiso temporal mató a dos policías y a un civil e hirió a otros dos agentes en Lieja, al este de Bélgica, en un ataque que está siendo investigado por la Fiscalía federal del país como un «delito terrorista».

Según el relato del Ministerio Público, los hechos tuvieron lugar en el bulevar de Avroy del centro de Lieja, en torno a las 10.30 hora local (8.30 GMT), cuando un individuo asestó varias puñaladas por la espalda a dos agentes de Policía, tomó sus armas reglamentarias, disparó sobre ellas causándoles la muerte.

El atacante se dirigió entonces hacia un vehículo estacionado en la calle y disparó contra un hombre de 22 años que ocupaba el asiento de pasajero.

A continuación, el agresor huyó hacia el cercano instituto Léonie de Waha y tomó como rehén a una trabajadora de la limpieza del centro.

El atacante salió entonces a la calle y abrió fuego contra los agentes que se habían desplazado al centro educativo, un intercambio en el que el presunto terrorista resultó abatido y dos policías quedaron heridos.

Fuentes policiales citadas por el diario local «La Libre Belgique» señalaron que el hombre gritó «Alá es grande» antes de ser abatido, aunque esta información no ha sido confirmada por la Fiscalía.

Tanto la mujer de la limpieza como los cerca de 800 alumnos de primera y secundaria del centro fueron evacuados sanos y salvos, y el alcalde de la localidad, Willy Demeyer, señaló que la escuela permanecerá cerrada este miércoles y jueves.

La agencia «Belga» identifica al atacante como Benjamin Herman, de 36 años y procedente de la localidad belga de Rochefort, que habría salido la víspera de la prisión de Lantin durante un permiso que se le concedió para «preparar su reinserción».

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El hombre cumplía condena por delitos menores, como pequeños robos o degradación de bienes públicos, y, aunque no estaba fichado por radicalización, la agencia de noticias del país señala que se trataba de un preso «marginal y violento» y que «podría haberse radicalizado en prisión».

El primer ministro belga, Charles Michel, se desplazó al lugar de los hechos, así como el rey Felipe de Bélgica, el ministro del Interior, Jan Jambon, y el titular de Justicia, Koen Geens, donde también se encontraba ya el alcalde de la localidad.

«Violencia ciega y cobarde. Todo nuestro apoyo a las víctimas y sus seres queridos. Seguimos la situación con los servicios de seguridad y el centro de crisis», escribió en su cuenta de Twitter el jefe del Ejecutivo.

Michel era ya primer ministro belga cuando el país sufrió en marzo de 2016 el mayor atentado terrorista de su historia, en el que dos comandos de yihadistas suicidas mataron a 32 personas e hirieron a otras 340 en dos ataques casi simultáneos perpetrados en el aeropuerto de Bruselas-Zaventem y la parada de metro de Maelbeek del barrio europeo.

Desde entonces, Bélgica ha sido escenario de otros cuatro ataques o tentativas terroristas, el último de ellos en agosto de 2017, cuando un hombre atacó con un cuchillo a tres militares en el centro de Bruselas antes de ser abatido por las fuerzas del orden.

La propia ciudad de Lieja, muy cercana a la frontera belga con Holanda y Alemania, sufrió en diciembre de 2011 un tiroteo indiscriminado que dejó cinco muertos y más de cien heridos, aunque la Fiscalía descartó entonces que el atacante tuviera motivaciones terroristas.

El Centro de Crisis de Bélgica indicó que de momento no se planean cambios en el nivel de alerta terrorista del país, que se encuentra en 2 sobre un máximo de 4.

El nivel subió a 3 en noviembre de 2015 tras los atentados de París, orquestados en parte desde la capital belga, aunque el órgano de coordinación del análisis de la amenaza (OCAM) lo rebajó en enero de este año.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha hablado esta mañana con el primer ministro belga y le ha expresado sus «condolencias y simpatía» con el pueblo belga y sus fuerzas de seguridad del país que acoge las sedes de las instituciones de la Unión Europea.