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La primera ministra británica, la conservadora Theresa May, no tiene intención de dimitir a pesar de haber perdido en las urnas la mayoría absoluta que mantenía en la Cámara de los Comunes. La conservadora pretende continuar en Downing Street en virtud de un acuerdo con los unionistas norirlandeses que le garantice la gobernabilidad.

El Partido Conservador suma 315 diputados en el escrutinio de las elecciones generales, lejos de los 326 necesarios para tener mayoría parlamentaria, cuando quedan tan solo cuatro de las 650 circunscripciones por declarar sus resultados oficiales.

May ha recibido presiones para considerar su dimisión desde sus propias filas, mientras que el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, ha pedido asimismo su renuncia.

A la espera de su intervención en Downing Street, la 'premier' se encuentra reunida con su círculo más próximo para determinar la estrategia más inmediata. No en vano, constitucionalmente es el partido que defiende su permanencia el que tiene la primera oportunidad de intentar aprobar en el Parlamento el denominado Discurso de la Reina, es decir, el paquete de medidas legislativas preparado por el ejecutivo de turno, un baremo fundamental para demostrar su capacidad de aprobar leyes en el Parlamento y, por tanto, de garantizar la gobernabilidad.

El calendario de la Cámara de los Comunes lo tiene fijado para el 19 de junio y, a priori, están establecidos seis días de debate en la misma semana en la que la Unión Europea tenía previsto comenzar formalmente las conversaciones para el divorcio británico, una de las grandes incógnitas de la campaña, convertida ahora en enigma dada la incertidumbre en torno al próximo Gobierno.