SPB01 SAN PETERSBURGO (RUSIA), 03/04/2017.- Fotograma de un vídeo facilitado por megapolisonline.ru vía VKontakte (VK) que muestra a las víctimas del atentado terrorista ocurrido en el metro de San Petersburgo, Rusia hoy 3 de abril de 2017. Al menos diez personas murieron hoy y varias decenas resultaron heridas en un atentado terrorista ocurrido en el metro de San Petersburgo, justo cuando el presidente ruso, Vladímir Putin, se encontraba en la ciudad. EFE/- **MEJOR CALIDAD DISPONIBLE/SÓLO USO EDITORIAL/NO | -

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El Comité de Investigación de Rusia ha confirmado el martes que Akbarzhon Jalilov, de nacionalidad rusa y origen kirguis, es el autor del atentado perpetrado el lunes en el metro de San Petersburgo, que ha dejado 14 muertos y 49 heridos. Once de las víctimas fallecieron en el lugar del siniestro y tres han muerto como consecuencia de la gravedad de las heridas.

El Kremlin ha informado también de que no ve conexión entre el ataque y su participación en la guerra de Siria apoyando al presidente Bashar al Assad. Además, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, su homólogo francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, han acordado intensificar el intercambio de información entre sus países para «afrontar la amenaza terrorista común».

La masacre de San Petersburgo fue obra de un suicida de 23 años. Las autoridades rusas le han atribuido no solo la colocación de la bomba que explotó entre las estaciones de Sennaya Ploshchad y el Instituto Tecnológico, sino también la del artefacto explosivo colocado en la estación de Ploshad Vosstania, que no llegó a estallar. La agencia de noticias Itar-Tass, que cita a fuentes de la investigación, ha informado de que el sospechoso tendría vínculos con milicianos sirios, si bien este extremo no se ha confirmado ante la falta de reivindicación de la masacre.

La portavoz del Comité de Investigación ruso, Svetlana Petrenko había avanzado que el atentado era obra de un terrorista suicida «cuyos restos han sido encontrados dentro del tercer vagón». El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, había reconocido que una de las hipótesis que se barajaban era la del kamikaze.

Las investigaciones se han centrado en el análisis de los restos genéticos y de las grabaciones de las cámaras de seguridad, que lograron captar a la persona que habría colocado la bomba que estalló.

Las cámaras de vigilancia del metro de San Petersburgo han captado imágenes de la persona que presuntamente colocó el artefacto que explotó. Algunos medios han difundido una imagen que mostraría al sospechoso, un hombre con barba, una túnica negra y un gorro.

La Comisión Estatal de Seguridad Nacional de Kirguistán (GKNB) ya había revelado horas antes que el terrorista era Jalilov, nacido en 1995 en Osh, la segunda ciudad en importancia del país, pero residente desde hace años en San Petersburgo.

Las primeras investigaciones apuntaban a que el responsable del ataque terrorista era un individuo procedente de Asia Central. Incluso los medios de comunicación internacionales habían señalado a un kazajo, algo que ha sido desmentido este martes por Astaná.

El Kremlin ha informado también de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, su homólogo francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, han acordado intensificar el intercambio de información entre sus países para «afrontar la amenaza terrorista común».

En la mañana del martes, el suburbano de San Petersburgo sufría otra alarma. A las pocas horas de reanudar el servicio tras una noche cerrado para investigar el atentado, se recibía una llamada de teléfono anónima que alertaba a las fuerzas de seguridad sobre la presencia de un explosivo en la misma estación de metro que sufría el lunes el atentado terrorista, la de Sennáia Plóshad.

La prudencia ante un nuevo atentado ha provocado su cierre temporal hasta que un equipo de artificieros inspeccionara el lugar. La llamada ha resultado ser una falsa alarma y finalmente se ha descartado la amenaza y el metro reabría sus puertas de nuevo.

Por su parte, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, calificaba de «cínicos» a quienes atribuían el atentado a una posible represalia por la participación de las fuerzas de Rusia en la guerra de Siria.

Sin embargo, el ataque se ha producido después de que la organización terrorista Estado Islámico hiciera un llamamiento para atacar a Rusia por su intervención en la guerra de Siria y su apoyo al presidente sirio Bashar Al Assad.

Desde septiembre de 2015, al menos 7.000 ciudadanos de la antigua Unión Soviética, de los que cerca de 3.000 serían rusos, se ha unido a las filas yihadistas en Siria e Irak y especialmente al grupo terrorista Estado Islámico.

No obstante, Lavrov considera que «en lo referente (...) a las hipótesis de algunos medios de comunicación de que el atentado representa una venganza contra Rusia por nuestra política en Siria, resultan cínicas», según declaraciones a la Agencia rusa Sputnik.

Lavrov ha recordado que Rusia no es la única potencia internacional directamente implicada en este conflicto armado y, en concreto, ha apuntado a Estados Unidos, rechazando «los dobles raseros» en el contexto actual, «cuando el terrorismo amenaza a todos los países».

Horas antes, durante su encuentro con el ministro de Exteriores de Kirguistán, Erlan Abdildayev, Lavrov ha apuntado a la necesidad de «fortalecer los esfuerzos conjuntos para combatir este mal de escala planetaria», en alusión al terrorismo.