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La explosión este miércoles de un coche cargado de explosivos mató a 47 personas, según el saldo preliminar del gobierno, en un cuartel militar en Gao (norte de Mali), en el peor atentado que sufre el país en los últimos años y que pone de nuevo de manifiesto la fragilidad del país.

Todavía existe confusión sobre el saldo de víctimas y las circunstancias del ataque, pues fuentes militares y médicas informaron de que el saldo alcanzó 67 muertos.

Según un comunicado del gobierno, eran cinco los kamikazes que viajaban en el coche con el que la mañana de este miércoles, al filo de las 9.00 hora local, accedieron a un cuartel militar en Gao.

En el campamento se encontraban en ese momento unos 600 combatientes del ejército y de las milicias tuaregs, a punto de salir en las nuevas «patrullas conjuntas» para estabilizar la región de Gao.

Ningún grupo ha reivindicado hasta el momento el atentado, aunque el «modus operandi» se asemeja al de los distintos grupos yihadistas que operan en Mali y acosan constantemente al ejército nacional y a la misión de la ONU (Minusma).

Fuentes militares explicaron que el coche bomba que explotó dentro del cuartel iba camuflado de los mismos colores de los vehículos de las fuerzas ubicadas en ese cuartel, por lo que pudo entrar sin llamar la atención.

El sitio atacado pertenece al denominado Mecanismo Operacional de Coordinación (MOC), que agrupa a fuerzas gubernamentales y grupos armados locales, y cuya misión es la protección y la estabilidad en la región de Gao, tal como lo estipula el acuerdo de paz firmado entre esas partes.

El acuerdo fue rubricado en mayo de 2015 en Argel por el Gobierno maliense, la Coordinadora de Movimientos del Azawad (CMA), que representa a la mayoría de los insurgentes separatistas tuaregs y las milicias unionistas pro gubernamentales del Gatia.

Testigos explicaron que la magnitud de la explosión, que causó una nube de polvo que cubrió toda la ciudad, provocó un gran caos en la urbe que se tradujo en el cierre de los locales comerciales y las escuelas.

Además, agregó que los hospitales estaban desbordados de heridos, varios de ellos en estado grave, y que las autoridades sanitarias locales lanzaron llamamientos urgentes para donar sangre.

En su primera reacción, el presidente maliense, Ibrahim Boubacar Keita, decretó un duelo nacional de tres días por las víctimas del atentado y ordenó a su ministro de Defensa, Abdoulaye Idrissa Maiga, que se desplace a Gao para evaluar la situación sobre el terreno.

La Minusma, que condenó ese ataque «cobarde», dijo que no cejará en sus esfuerzos por apoyar el proceso de paz en el país.

Además de los continuos ataques del grupo yihadista Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y de sus filiales locales contra las fuerzas malienses, Gao es escenario de enfrentamientos intermitentes entre grupos armados locales, que ponen constantemente en entredicho el acuerdo de paz.

El pasado 20 de noviembre se celebraron elecciones locales en el país pero debido al deterioro de la situación de seguridad, una gran parte de la región de Gao, entre otras zonas, no votó en estos comicios, lo que da una idea de la fragilidad de la región.

Hoy se reúne en Nueva York el Consejo de Seguridad de la ONU precisamente para analizar un informe del Secretario General de Naciones Unidas acerca de la situación actual en Mali, que preocupa a la comunidad internacional.