Filipinos acusados de drogadicción son arrestados durante una operación contra las drogas en Payatas, en Quenzon City, al norte de Manila. La guerra contra la droga del país asiático tensa las relaciones con su hasta el momento socio prioritario. | MARK R. CRISTINO

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Estados Unidos trata de mantener la compostura y asegura que Filipinas no le ha informado de ningún cambio en la relación bilateral, por lo que sus lazos siguen siendo «robustos», después de que el presidente filipino, Rodrigo Duterte, enviara «al infierno» a Barack Obama y anunciara que suspendería los ejercicios militares conjuntos.

«Estados Unidos no ha recibido ninguna petición oficial del presidente Duterte ni de ningún otro funcionario filipino para alterar ninguno de los aspectos de nuestra cooperación bilateral», afirmó el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, en su conferencia de prensa diaria.

«De hecho, hoy comienzan nuestros ejercicios militares conjuntos anuales con las Filipinas, un ejemplo de la fuerte alianza que tenemos. Es una alianza robusta y beneficia a los dos países», añadió.

Durante una conferencia en Manila, Duterte se dirigió al presidente estadounidense, Barack Obama, y le dijo «te puedes ir al infierno» por haber criticado su campaña contra las drogas, en la que han muerto más de 3.500 personas. En la misma comparecencia también criticó a los socios europeos por el mismo motivo.

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«Voy a reconfigurar mi política exterior. Finalmente, puede que corte lazos con EEUU. Prefiero ir a Rusia o a China. Aunque no compartamos la ideología, tienen respeto por nuestro pueblo», agregó Duterte, que también ha anunciado que quiere poner fin a las maniobras militares que se hacen regularmente desde 2001.

El portavoz de la Casa Blanca opinó que los comentarios de Duterte «no encajan con la cálida relación que existe entre los pueblos estadounidense y filipino», pero evitó criticar abiertamente a Duterte.

No obstante, aseguró que «Estados Unidos no dudará en seguir planteando sus preocupaciones sobre las ejecuciones extrajudiciales» dentro de la campaña contra las drogas en Filipinas, algo que le sigue «preocupando profundamente».

«El uso de ese tipo de táctica es completamente incoherente con los derechos humanos universales y los valores compartidos de nuestros dos países. Y valoramos nuestra fuerte alianza con las Filipinas, pero no guardaremos silencio sobre nuestras preocupaciones respecto a esto», subrayó Earnest.

Hay que recordar que hace algunas semanas, el mandatario filipino insultó al presidente norteamericano, quien a raíz de esto canceló un encuentro bilateral previsto entre ambos.