Unos niños caminan entre escombros del distrito rebelde de Ain Tarma, al este de Damasco. | BASSAM KHABIEH

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Un portavoz rebelde ha dado por «fracasada» y «concluida» la tregua impulsada por Estados Unidos y Rusia para Siria y ha descartado que la ayuda humanitaria pueda llegar a corto plazo a la zona este de Alepo, en la parte norte del país.

«Creo que la tregua ha fracasado en la práctica y ha concluido», ha lamentado Zakaria Malahifji, responsable de la oficina política del grupo Fastaqim, con sede en Alepo. No obstante, se ha comprometido en declaraciones a Reuters a analizar si se puede hacer algo -"en teoría"- para salvar el acuerdo.

El mensaje pesimista de Malahifji coincide con el final del alto el fuego que decretó hace una semana el Gobierno de Bashar al Assad. El «régimen de calma» anunciado por Damasco el 12 de septiembre regía en la práctica hasta la medianoche del domingo al lunes y los medios oficiales no han informado de posibles prórrogas.

La ONU, «dolida»

Por su parte, el secretario general adjunto de la ONU para Asuntos Humanitarios, Stephen O'Brien, ha dicho estar «dolido» y «decepcionado» por el bloqueo de la ayuda internacional para la ciudad de Alepo, donde «hasta 275.000 personas permanecen atrapadas sin comida, agua, refugio o atención sanitaria».

O'Brien ha recordado en un comunicado que un convoy de la ONU espera en la frontera de Turquía el permiso de unos combatientes que se resisten a posibles concesiones. Unos veinte camiones deberían haber realizado este lunes un primer envío con el que poder alimentar a «unas 185.000 personas durante un mes».

Guerra contra Estado Islámico

Asimismo, sigue la operación del ejército turco, quien según palabras de su presidente, Recep Tayyip Erdogan, seguirá apoyando a las fuerzas opositoras sirias para que avancen más en dirección sur, hasta la ciudad de Al Bab, controlada por los yihadistas del Estado Islámico (EI).

A su vez, los terroristas han publicado en las últimas horas un vídeo que muestra la muerte a tiros y el posterior degollamiento de un supuesto cabecilla de una brigada siria opositora, apoyada por los norteamericanos.

En la grabación, se ve primero una supuesta confesión del dirigente rebelde. Vestido con un mono naranja, señala que operaba en el norte de la provincia septentrional siria de Alepo, donde fue capturado. Tras esta presunta confesión, la víctima aparece atada a una columna en un lugar al aire libre, donde un extremista enmascarado lo fusila con una arma automática. Acto seguido, lo decapita y coloca su cabeza sobre su espalda.