Imagen del lugar donde explotó un coche bomba contra el cuartel de la policía en Cizre, localidad cercana a la frontera con Siria. | REUTERS TV

TW
0

El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) ha reivindicado este viernes el atentado contra un edificio policial en Cizre, en el sureste de Turquía, en el que han muerto once policías y otras 70 personas han resultado heridas.

En un comunicado colgado en una web afiliada al grupo terrorista, el PKK también ha asegurado que no atacó deliberadamente al principal líder opositor este jueves en el noreste. El Gobierno ha denunciado que el PKK atacó contra el convoy de Kemal Kilicdaroglu, líder del Partido Republicano del Pueblo (CHP), quien resultó ileso.

Por su parte, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha condenado el atentado y ha asegurado que «Turquía nunca permitirá que estos terroristas cumplas sus sucios objetivos».

En un comunicado recogido por la agencia oficial Anatolia, ha dejado claro que este tipo de ataques, cuando el país lucha contra la amenaza terrorista tanto dentro como fuera, no harán sino aumentar su determinación. «No hay duda de que nuestra lucha contra el terrorismo triunfará», ha afirmado.

Fuentes de seguridad han indicado a Anatolia que el atentado ha tenido como objetivo un puesto de control situado a unos 50 metros de un cuartel de la Policía antidisturbios en Cizre, una ciudad de la provincia de Sirnak, fronteriza con Irak y Siria.

La explosión ha provocado graves daños al edificio policial, así como a otros edificios y viviendas cercanos. Las fuerzas de seguridad han lanzado ya una operación en busca de los autores del ataque.

Por otra parte, el Consejo Supremo de Radio y Televisión ha prohibido las emisiones sobre el atentado en el interés de la seguridad pública y de la investigación policial en curso.

Según el recuento de Anatolia, desde que quedó rota la tregua entre el PKK y el Gobierno turco en julio de 2015 más de 600 miembros de las fuerzas de seguridad han muerto en ataques del PKK, mientras que más de 7.000 rebeldes kurdos han muerto en operaciones de las fuerzas de seguridad, incluidos bombardeos en el norte de Irak.