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Rusia confirmó este martes la muerte de uno de los dos pilotos de su bombardero Su-24 derribado por Turquía en la frontera con Siria y de un segundo soldado ruso tras ser abatido por los rebeldes sirios un helicóptero de rescate Mi-8.

«La tripulación (del Su-24) se lanzó en paracaídas. Según datos preliminares, uno de los pilotos murió en el aire por disparos efectuados desde tierra», informó un portavoz del Estado Mayor del Ejército ruso a medios locales.

El general Serguéi Rudskói subrayó que el misil disparado por un caza turco F-16 alcanzó el avión de guerra ruso «sobre el territorio de Siria».

«El lugar del siniestro del avión se encuentra en territorio sirio a cuatro kilómetros de la frontera», dijo.

El portavoz no aclaró la suerte del segundo piloto, que el moderado Ejército Libre Sirio dice que está en su poder, mientras las milicias turcomanas aseguran haber matado a los dos tripulantes del bombardero ruso cuando descendían en paracaídas.

Además, el general reconoció que un infante de marina ruso murió tras ser derribado por los rebeldes sirios un helicóptero Mi-8 que participaba en las labores de rescate de los tripulantes del Su-24.

«Durante la operación de salvamento uno de los dos helicópteros tuvo que efectuar un aterrizaje de emergencia en territorio neutral tras ser alcanzado con fuego enemigo. Uno de los infantes de marina murió», dijo el general.

En cualquier caso, aseguró que las labores de rescate del segundo piloto «continúan».

Según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, esa zona, el norte de la provincia de Latakia (noroeste de Siria), está siendo escenario de enfrentamientos entre el Ejército sirio y distintas facciones yihadistas, como el Frente al Nusra.

El presidente ruso, Vladímir Putin, acusó hoy a Turquía de ser «cómplice del terrorismo» por derribar el Su-24 cuando sobrevolaba el espacio aéreo de Siria en una misión contra el grupo yihadista Estado Islámico.

Putin, quien no perdió la ocasión de recordar que Turquía es un país miembro de la OTAN, advirtió de que «este trágico acontecimiento tendrá graves consecuencias para las relaciones ruso-turcas».

Mientras Turquía insiste en que el avión de guerra ruso había violado su espacio aéreo y sus pilotos ignoraron hasta diez advertencias, Putin afirmó que el Su-24 «estaba en el aire cuando fue atacado a una altura de 6.000 metros y a una distancia de un kilómetro de la frontera con Turquía».

El Ministerio de Defensa ruso citó al agregado militar turco en Moscú, al que presentó una protesta formal por lo que tachó de «acto inamistoso» y adelantó que tomará medidas para reaccionar ante incidentes similares.