Los refugiados con más suerte esperan a ser trasladados en ferri al puerto del Pireo, cerca de Atenas. Otros se embarcan en condiciones mucho más precarias, exponiendo sus vidas para pisar suelo europeo. | YANNIS KOLESIDIS

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Los Guardacostas griegos hallaron a primera hora de este sábado el cuerpo sin vida de un recién nacido en la costa de la isla de Agatonisi, adonde han llegado los padres del bebé en una embarcación procedente de Turquía.

El cuerpo del pequeño fue trasladado hasta el hospital de la isla de Samos, donde solo pudieron certificar su muerte, según los Guardacostas.

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Cientos de inmigrantes y refugiados llegan a diario a las islas griegas del Egeo situadas más cerca de Turquía, la mayoría procedentes de Siria. En islas como Cos, Lesbos, Samos o Agatonisi miles de ellos esperan registrarse como solicitantes de asilo para después continuar su viaje hacia Europa.

Cerca de este punto se tomó la fotografía del pequeño Aylan Kurdi, devuelto por las olas en la localidad turística de Bodrum, una imagen que ha generado un cambio evidente en la mentalidad de las sociedades civiles y gobiernos europeos, con respecto a la grave crisis humanitaria que sufre el este del continente.

Así, los gobiernos nacionales, de quienes realmente depende la política migratoria europea, se han visto obligados a suavizar sus posiciones y a proponer nuevos pasos para responder a la crisis de refugiados más grave que ha vivido Europa desde la Segunda Guerra Mundial, ante la presión ciudadana y la vergüenza de un drama ignorado durante demasiado tiempo.