Un padre lleva en brazos a su hijo herido a su llegada a la base militar de Chautara en espera de ser enviados al hospital. | NARENDRA SHRESTHA

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Alrededor de 340.000 personas han abandonado el valle de Katmandú por miedo a nuevas réplicas y a brotes de enfermedades tras el terremoto de 7,8 grados que sacudió el sábado Nepal, informó este miércoles la Policía.

El jefe de la Policía de Tráfico Metropolitana de Katmandú dijo al portal de noticias nepalí Ekantipur que sólo este miércoles unas 66.000 personas han salido del valle, que tiene una población total de 2,5 de habitantes y ha sido la zona más afectada por el seísmo.

«Estas cifras se podrían doblar esta noche», sugirió Chand, quien no concretó el destino de los que abandonan la zona.

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Autobuses con gente apilada en el techo o colgada de las puertas salen de lo que queda de las estaciones de la capital nepalí, mientras filas de personas buscan un asiento en cualquier vehículo que les lleve fuera de Katmandú, principal ciudad del valle.

El Gobierno de Nepal informó de que trabaja en la reapertura de las carreteras en el valle central y hace dos días despejaron el camino hacia Pokhara, la segunda ciudad en importancia del país.

El número de muertos por el seísmo superó los 5.000 y el de heridos alcanzó los 11.000, mientras la cifra de desplazados internos se situó en más de 450.000 personas, según el último recuento ofrecido por el Ministerio del Interior.