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El rey Salman de Arabia Saudí se ha comprometido este viernes a mantener el rumbo marcado por sus predecesores en la dinastía que controla el país, en su primer discurso como monarca tras el fallecimiento del rey Abdalá.

Salman bin Abdelaziz al Saud aludió a la necesidad de la unidad entre árabes y musulmanes.

«Seguiremos aferrados al enfoque tradicional sobre el que fue creada esta nación por su fundador el rey Abdelaziz al Saud y posteriormente por sus hijos. No nos alejaremos nunca de esa línea, pues nuestra Constitución es el libro de Alá (el Corán) y los actos del profeta Mahoma», sentenció el nuevo rey.

La monarquía absoluta de Arabia Saudí se remonta al año 1923 y este país, donde rige la ley islámica y los derechos fundamentales están gravemente restringidos, es también conocido como «el lugar de las mezquitas sagradas» de La Meca y Medina, cuyo guardián es el monarca.

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El nuevo soberano advirtió de que las naciones árabes e islámicas están en «extrema necesidad de unidad y solidaridad» y aseguró que, desde Arabia Saudí, «elegido por Alá como plataforma del islam y guiados por las enseñanzas de la verdadera religión», seguirán velando por esa cooperación y por los intereses nacionales.

Sobre su hermano Abdalá, fallecido la pasada noche, aseguró que dedicó su vida «a servir a su Dios, su religión y su pueblo», así como a defender los asuntos árabes y de las naciones islámicas.

Entre las primeras decisiones del nuevo soberano destacan la designación de su sobrino Mohamed bin Nayef al Saud como segundo en la línea sucesoria, después del actual príncipe heredero, Moqren bin Abdelaziz al Saud, hermano del monarca.

Desde su creación, el trono saudí ha pasado de uno a otro hijo del fundador del reino, Abdelaziz, y los monarcas suelen recibir el cargo con una edad ya muy avanzada. Abdalá se convirtió en rey a los 81 años de edad.