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Los residentes en Escocia rechazaron por un amplio margen de diez puntos, más de lo esperado, la independencia en el referéndum celebrado el jueves.

Según el resultado definitivo tras el escrutinio de los 32 distritos electorales, el «no» obtuvo el apoyo del 55 por ciento de los votantes frente al 45 por ciento del «sí» a la escisión.

El rechazo a la separación consiguió un total de 2.001.926 votos frente a 1.617.989 del «sí».

La victoria de los unionistas, bastante más abultada de lo que pronosticaban los sondeos, llevó alivio al Gobierno del conservador David Cameron y decepción al ejecutivo autónomo escocés de Alex Salmond, promotor de una consulta que podría haber puesto fin a una historia común de más de 300 años.

Ambos políticos acordaron en octubre de 2012 que se celebraría este inédito referéndum y ahora iniciarán un proceso de negociaciones para llevar a cabo la transferencia de poderes a Escocia prometida por Westminster para apagar sus ínfulas separatistas.


Estaban convocados a las urnas casi 4,3 millones de residentes en Escocia mayores de los 16 años. Fue la primera vez que los adolescentes de 16 y 17 años pudieron votar.

Durante la larga noche electoral, en la que el escrutinio del primer distrito escocés fue dado a conocer tres horas y media después del cierre de las urnas a las 21.00 GMT del jueves, los primeros resultados ya apuntaban a la victoria del «no» y pronto se vio que el avance era imparable.

Poco antes de las 04.00 GMT de hoy, el anuncio de la victoria del «sí» en Glasgow, pero con un margen insuficiente y una participación más baja de la media (75 %), dejó claro que se impondrían los unionistas, lo que finalmente hicieron con casi 400.000 votos de diferencia.

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Aún así, Salmond se mostró muy satisfecho por «los 1,6 millones de votos a favor de la independencia» y pidió a los tres grandes partidos del Reino Unido -conservadores, laboristas y liberaldemócratas- que cumplan sus promesas de conceder más autonomía a la región.

«Nuestro referéndum fue un proceso acordado y consensuado. Escocia ha decido en este punto que no quiere convertirse en un país independiente y yo acepto ese veredicto», afirmó después de admitir su derrota en un discurso muy aplaudido por sus partidarios.

«Llamo a todos en Escocia a hacer lo mismo y a aceptar la voluntad democrática del pueblo escocés», manifestó el líder independentista, un hábil político que ganó por mayoría absoluta las últimas elecciones autonómicas.

Acto seguido, Cameron hizo una solemne declaración en la puerta de su residencia de Downing Street, en Londres, donde aseguró que cumplirá en su «totalidad» con la promesa de entregar más autonomía a Escocia tras ser rechazada la opción separatista.

«Ahora es el momento de que nuestro Reino Unido se una y siga adelante. Una parte vital de eso es un acuerdo equilibrado, justo para la población de Escocia y, lo que es importante, para todos en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte también», apuntó.

El primer ministro defendió también su decisión de aceptar la celebración de la consulta escocesa, que, de resultar favorable a la secesión, podría haber dejado en riesgo su puesto.

Según explicó, aceptó el «órdago» del Partido Nacionalista Escocés (SNP) de Alex Salmond porque esta fuerza había obtenido un fuerte mandato en las urnas, en las elecciones autonómicas de 2011, y él es un «demócrata».

La viceministra principal escocesa y número dos del Partido Nacionalista Escocés (SNP), Nicola Sturgeon, ha reconocido tácitamente la derrota al afirmar que, de confirmarse la victoria del 'no', supondría "una gran decepción personal y política".

También admitió que hay "una sensación real de decepción de habernos quedados cortos por poco de asegurar una victoria del 'sí".