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Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y Ucrania, Petró Poroshenko, rompieron ayer el hielo al reunirse por primera vez sin mediadores en la cumbre de Minsk, donde propusieron diferentes vías para la paz en el este ucraniano. «Estamos convencidos de que la crisis no se podrá solucionar por la vía de la escalada del uso de la fuerza, sin tener en cuenta los intereses vitales de las regiones surorientales del país y sin un diálogo pacífico con sus representantes», dijo Putin al inicio de la cumbre en la capital bielorrusa.

Aunque no pueden considerarse negociaciones de paz propiamente dichas, la cumbre de Minsk es el primer intento internacional de alcanzar un compromiso entre Rusia y Ucrania sobre el arreglo del conflicto armado.

Durante la reunión que se celebró en presencia de representantes de la Unión Europea, Putin no se movió ni un ápice de las posiciones que mantiene el Kremlin desde el inicio de la sublevación armada prorrusa en Ucrania. Sus condiciones son el cese de la ofensiva contra los bastiones rebeldes en las regiones de Donetsk y Lugansk, corredores humanitarios para aliviar el sufrimiento de la población en la zona del conflicto y diálogo con las población rusa del sureste del país vecino.

Plan de paz

Por su parte, Poroshenko intentó involucrar a la comunidad internacional en la solución el conflicto al asegurar que en Minsk «se decide el destino del mundo y de Europa».

El líder ucraniano instó durante la cumbre a Rusia a respaldar su plan de paz, que incluye el desarme de las milicias prorrusas y la descentralización de Ucrania, como «fundamento para el arreglo» del conflicto. «Estoy convencido de que este plan es el único instrumento posible para el cese del derramamiento de sangre y la reconstrucción del Donbass», cuenca hullera ucraniana, señaló.

Al mismo tiempo, el líder ucraniano se mostró dispuesto a discutir otras vías para la solución del conflicto en Donetsk y Lugansk, escenario de combates entre fuerzas gubernamentales y rebeldes prorrusos desde hace casi cuatro meses. Y subrayó que una de las claves es el control internacional sobre la frontera con Rusia, punto de entrada de armamento y mercenarios prorrusos, según Kiev.

La cumbre comenzó con la nota positiva del saludo entre Putin y Poroshenko, que se dieron la mano en el Palacio de la Independencia de Minsk en presencia de la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, aunque el semblante del mandatario ucraniano era serio.

Según el portavoz del Kremlin Dmitri Peskov, el ansiado cara a cara entre Putin y Poroshenko se celebró finalmente tras una cena de trabajo multipartita, pero anoche se desconocían los resultados.