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Los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama; de Guatemala, Otto Pérez Molina; El Salvador, Salvador Sánchez Cerén; y Honduras, Juan Orlando Hernández, acordaron ayer afrontar juntos las causas de la crisis de inmigración infantil que sacude la frontera sur estadounidense. Obama les advirtió de que los inmigrantes que crucen la frontera con EEUU en situación irregular serán deportados a sus países de origen.

El mandatario estadounidense aseguró que su Gobierno tiene compasión por los niños inmigrantes que cruzan la frontera desde México, pero insistió en que quienes no tengan una solicitud legítima para permanecer en el país norteamericano serán devueltos.

Obama explicó que cabe la posibilidad de que algunos inmigrantes puedan solicitar la condición de refugiados, pero afirmó que esos casos serían «muy pocos».

«Puede que haya ciertas circunstancias específicas en las que una familia sea considerada en situación humanitaria o de refugiados, pero es importante reconocer que eso no necesariamente se ajustaría a un gran número de los casos», aclaró Obama.

Declaración

Los mandatarios realizaron una declaración conjunta tras la reunión mantenida ayer en la Casa Blanca donde expresaron el compromiso conjunto «para trabajar juntos y reducir la actividad criminal».

Los mandatarios reiteraron su «compromiso para prevenir que las familias y niños realicen este viaje peligroso y promover una migración segura, legal y ordenada». Insistieron en continuar persiguiendo a las redes criminales y «desalentar el uso de redes de contrabando que colocan a los individuos en un alto riesgo de crímenes violentos y abusos sexuales a lo largo del viaje».

En lo que va de año, más de 57.000 niños han cruzado la frontera de estadounidense sin sus padres, incluyendo más de 40.000 que provenían de Centroamérica.