Milicianos prorrusos armados detienen a un sospechoso de ayudar al Ejército ucraniano en un puesto de control cerca de Slaviansk. | MAXIM SHIPENKOV

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El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, aseguró ayer que «no hay ninguna evidencia» de que las tropas rusas desplegadas junto a la frontera ucraniana hayan empezado a retirarse, a pesar de que así lo ha anunciado Moscú por segunda vez desde el inicio del conflicto. El pentágono rubricó las declaraciones de Rasmussen.

«No hemos visto ninguna evidencia de que los rusos hayan empezado a retirar tropas de la frontera ucraniana», indicó Rasmussen, quien agregó que «creo que es la tercera declaración de (el presidente ruso, Vladímir) Putin sobre la retirada».

El secretario general aliado subrayó que «hasta ahora no hemos visto ninguna retirada en absoluto», al tiempo que agregó que una retirada de los efectivos rusos «sería la primera contribución importante para rebajar tensión en la crisis».

«Si algún día vemos evidencias claras de una retirada significativa rusa de las fronteras sería el primero en celebrarlo, porque sería un paso en la buena dirección», comentó durante una conferencia de prensa en Bruselas.

Castigo

Ayer el Kremlin llamó a Kiev a poner fin de inmediato a la «operación de castigo» contra milicias separatistas prorrusas en el sureste ucraniano y a retirar las tropas de esa región, al tiempo que aseguró que ha ordenado el regreso a sus cuarteles de sus propias fuerzas desplegadas en la frontera con Ucrania. El movimiento está destinado a relajar la tensión entre Rusia y Occidente a pocos días de las elecciones en Ucrania, según Moscú.

Rasmussen aseguró que la «agresión» de Rusia en Ucrania ha generado una «nueva situación de seguridad en Europa, menos predecible y más peligrosa», lo que «tiene implicaciones ahora y en el futuro» para la OTAN.

Recordó que la Alianza decidió a raíz de la crisis ruso-ucraniana tener «más aviones en el aire, más barcos en el mar y más ejercicios en tierra».

Puso como ejemplo las maniobras en Estonia en las que participan cerca de 6.000 efectivos de la OTAN, que habían sido planificadas «mucho antes de la crisis» pero que son «un bien ejemplo de la preparación de nuestras tropas».