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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, comenzará este martes una gira por cuatro países asiáticos cuyo principal objetivo será reafirmar sus relaciones económicas y su compromiso por fortalecer la seguridad regional, una estrategia que busca reequilibrar el poder frente a la hegemonía China.

Evan Medeiros, director de asuntos asiáticos para el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, explicó hoy en rueda de prensa que esta gira de Obama forma parte de «una serie de compromisos de alto nivel por parte de Estados Unidos con la región Asia-Pacífico».

El viaje, que fue reprogramado tras tener que cancelarse el pasado octubre por el cierre parcial del gobierno, contará con paradas en Japón (llegada el miércoles 23), Corea del Sur (día 25), Malasia (26) y Filipinas (28), para partir de regreso a Washington el martes 29.

Medeiros subrayó que la gira del mandatario estadounidense pondrá de relieve «la naturaleza integral de la estrategia de reequilibrio» en esa región, que es la zona del globo que actualmente experimenta el mayor crecimiento económico.

El especialista en asuntos asiáticos insistió en que la presencia estadounidense en el área Asia-Pacífico no se trata de una cuestión temporal, sino de larga data, y reiteró que su vínculo no es una cuestión de «moda geopolítica» sino de proteger los intereses de Estados Unidos en materia económica y de seguridad.

Según explicó el consejero adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, la primera parada del presidente será en Japón, donde llevará a cabo su primera visita de Estado, aunque será su tercer viaje al país desde que llegara al Despacho Oval.

Obama abordará cuestiones comerciales con Tokio e intentará aliviar las tensiones entre el primer ministro japonés, Shinzo Abe, y la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, cuya disputa territorial en torno a las islas Dokdo (Takeshima en japonés) ha contribuido a enfriar la relación ya históricamente complicada entre ambos países.

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El presidente estadounidense, además, tratará de fomentar una alianza más estrecha con el gobierno de Malasia, de mayoría musulmana, y reafirmar su apoyo al presidente de Filipinas, Benigno Aquino III.

«Esta es una oportunidad para discutir la alianza entre Estados Unidos y Corea del Sur y los esfuerzos para hacer frente a los actos de provocación de los norcoreanos», agregó Rhodes, quien indicó que Seúl será el segundo de los recales del presidente.

Obama será el primer mandatario estadounidense -después del expresidente Lyndon B. Johnson (1963-1969)- en visitar Malasia, un lugar donde hará especial hincapié en las negociaciones para lograr la firma del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP).

En materia de Defensa, el rango de temas a abordar es extenso, y es que los líderes de las cuatro naciones necesitan a Estados Unidos como contrapeso a los esfuerzos de China de hacer valer su control territorial tanto a nivel aéreo como marítimo.

Un ejemplo de ello es la llamada «zona de identificación de defensa aérea» que abrió Pekín el pasado noviembre y que incluye las islas Diaoyu/Senkaku, controladas por Tokio pero reclamadas por el Gobierno chino, además de solaparse con áreas pertenecientes a Corea del Sur y espacio aéreo de Taiwan.

En aquel episodio el Pentágono reafirmó su alianza de protección hacia Tokio y no varió su despliegue marítimo pese al movimiento estratégico por parte de Pekín.

Malasia y Filipinas, por su parte, se han enfrentado con China sobre las fronteras marítimas en el mar del Sur.

El Gobierno de Filipinas denunció hace apenas un mes un nuevo incidente registrado entre embarcaciones filipinas y guardacostas chinos en la zona de las islas Spratly, un archipiélago que tanto Pekín como Manila consideran total o parcialmente parte de su territorio.