El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante una comparecencia ante la prensa. | Reuters

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Las reformas en la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) anunciadas este viernes por el presidente de EE.UU., Barack Obama, no han convencido en su país, donde legisladores demócratas y republicanos, las empresas tecnológicas y los grandes medios las han considerado poco concretas.

Obama, que defendió ayer en un esperado discurso el equilibrio entre seguridad y privacidad, no ha logrado satisfacer ni a los unos ni a los otros: ni a quienes piden mantener intactos los programas de espionaje de la NSA para evitar ataques a EE.UU. ni a los que creen que éstos han ido demasiado lejos.

El Congreso, a quien Obama ha dejado la última palabra en este asunto, será por tanto un terreno nada fácil de conquistar para el presidente, pues legisladores de todas las tendencias se han mostrado críticos con sus propuestas sobre la NSA.

El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, dijo que Obama «no ha sabido explicar de manera adecuada la necesidad de esos programas».

«La Cámara analizará toda reforma legislativa propuesta por la Administración. Pero no minaremos la integridad operativa de estos programas cruciales que han ayudado a mantener a EE.UU. seguro», sentenció.

Los dos grandes cambios propuestos por Obama son el fin del espionaje a mandatarios de países aliados y reformas en la vigilancia telefónica de la NSA, entre ellas que el Gobierno deje de controlar esos datos y que sea una corte especial la que autorice su acceso.

La senadora demócrata Dianne Feinstein y el legislador republicano Mike Rogers subrayaron en un comunicado conjunto que la recolección de datos de la NSA es «legal y efectiva», y pidieron a la Casa Blanca que envíe al Congreso sus propuestas en «lenguaje legislativo» para poder pronunciarse sobre ellas.

Más crítico fue el senador republicano Marco Rubio, que suena como posible candidato a las elecciones de 2016, al asegurar que «algunas de las propuestas del presidente han ido demasiado lejos».

Además del Congreso, otro de los actores principales en este debate es el sector tecnológico del país, que se puso en pie de guerra después de que las revelaciones del exanalista de la NSA Edward Snowden sobre el espionaje en EE.UU. erosionaran la confianza de los usuarios nacionales y extranjeros.

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Google, Microsoft, Facebook, Yahoo y otras compañías publicaron una declaración conjunta tras conocer las propuestas de Obama en la que consideran que «faltan por abordar detalles cruciales sobre este asunto».

«Deben darse además pasos adicionales en otros importantes temas, por lo que continuaremos trabajando con la Administración y el Congreso para mantener el impulso y abogar por reformas en la línea de los principios que detallamos en diciembre», añadieron.

Más contundente fue Alex Fowler, el director de políticas globales de Mozilla, creadora del navegador Firefox, quien defendió que «Internet merece más».

«Sin un cambio significativo, Internet continuará por un camino que lleva a la desconfianza, muy distinto de sus orígenes de apertura y oportunidad», agregó.

Las reformas anunciadas ayer por el presidente Obama tampoco contentaron a las principales cabeceras de la prensa del país, que en líneas generales las consideraron insuficientes y poco precisas.

El New York Times dedica a este tema un crítico editorial en el que califica los cambios propuestos por el presidente como «frustrantemente escasos en lo específico y vagos en su implementación».

«Una de sus mayores omisiones fue su negativa a reconocer que ni su discurso ni todos los importantes cambios en la NSA que él defiende ahora habrían ocurrido sin las revelaciones de Snowden, que continúa en el exilio y bajo la amenaza de décadas en prisión si vuelve a su país», opina el prestigioso rotativo.

El influyente The Wall Street Journal considera que Obama intentó «contentar a todos de manera retórica» y critica que algunas de sus nuevas propuestas «harán muy poco por la privacidad y quizás hagan el país menos seguro».

Asimismo, The Washington Post estima que el presidente ha abordado la reforma desde una «estrecha definición de lo que es el espionaje» y el USA Today sentencia que «se ha quedado corto» en los cambios en la NSA.