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Unas 150.000 personas miembros de familias católicas llegadas de 75 países se han reunido este sábado en la Plaza de San Pedro y aledaños para la peregrinación a la Tumba de San Pedro en el Año de la Fe bajo el lema «¡Familia, vive la alegría de la fe!» y encontrarse con el papa Francisco.

Según la organización del acto, convocado por el Consejo Pontificio de las Familias, entre los miles de personas hay numerosos niños y ancianos «para destacar la sucesión generacional que tiene lugar en la familia».

En la fiesta, en la que la muchedumbre se protege del sol con paraguas, están convocadas reflexiones, música, narración de cuentos a los niños y testimonios hasta la llegada del papa Francisco, prevista para las 17.00 hora local (15.00 GMT), así como una profesión de fe.

Se ha celebrado el concurso llamado «Talentos de Familia» en el que se presentó un total de 19 canciones, de las que tres han sido seleccionadas y se escucharon durante la fiesta de las familias, la primera de ellas interpretada por un joven de Turín, la segunda por un peruano y la tercera por un congolés.

Otro de los actos organizados por el Consejo Pontificio ha sido el concurso «Presenta tu familia al papa Francisco», para el han sido enviados más de 4.000 dibujos elaborados por niños de todo el mundo.

La fiesta continuará mañana, domingo, con la misa celebrada por el papa Francisco en la Plaza de San Pedro y finalizará con la oración del Ángelus.

En la XXI Plenaria del viernes del Pontificio Consejo para la Familias, el papa Bergoglio llamó a estar cerca de las parejas en crisis y de los divorciados.

Francisco afirmó que la familia es «el lugar en el que se aprende a amar, el centro natural de la vida humana» y en ella «la persona toma consciencia de la propia dignidad y, especialmente si la educación es cristiana, reconoce la dignidad de cada una de las personas, particularmente de los enfermos, débiles y marginados».

En cuanto al matrimonio, el papa subrayó que «a través de un acto de amor libre y fiel, los esposos cristianos ofrecen el testimonio de que el matrimonio, en cuanto sacramento, es la base en la que se funda la familia y hace más sólida la unión de los cónyuges y su entrega recíproca».

De la vejez y la infancia dijo que «representan los dos polos de la vida y también a los más vulnerables, a menudo olvidados».

«Cada vez que un niño es abandonado y un anciano marginado, se cumple no solo un acto de injusticia, sino que se marca también el fracaso de esa sociedad», añadió.

Después, el pontífice invitó a todos a acercarse «con atención y afecto a las familias en dificultades, a las que se ven obligadas a dejar su tierra, que están rotas, que no tienen casa o trabajo, o, por diferentes motivos, sufren; a los cónyuges en crisis y a los que se han separado. Queremos estar cerca de todas».