Los recortes del primer ministro, el democristiano Enda Kenny, se traducen en un castigo en las urnas. | Reuters

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Contra todo pronóstico, los irlandeses han rechazado en el referéndum celebrado el viernes la abolición del Senado, un órgano que el Ejecutivo de Dublín consideraba costoso e irrelevante para el sistema político de un país pequeño y rescatado hace tres años.

Con un 48,3 % de votos a favor de la propuesta del Gobierno y un 51,7 % en contra, el Seanad Éireann (Senado de Irlanda en gaélico) se ha salvado por poco más de 42.000 sufragios, según confirmó ayer la Comisión del plebiscito tras el recuento final.

Aunque el electorado irlandés ya había demostrado en anteriores consultas su tendencia a remar contra corriente, el Ejecutivo confió en la popularidad de una propuesta encaminada a ahorrar al Estado hasta 20 millones de euros anuales y adelgazar una clase política cuya imagen está por los suelos.

Amplio apoyo

La propuesta del Gobierno de coalición entre conservadores y laboristas contaba, además, con el apoyo de los todos los grandes partidos, excepto del Fianna Fail, la principal formación de la oposición que abogaba por el mantenimiento del Senado para someterlo a una profunda reforma.

Su líder, Micheal Martin, afirmó que el primer ministro, el democristiano Enda Kenny, debe comprometerse ahora a transformar la Cámara Alta irlandesa.

La derrota, dicen los analista, podría ser un voto de castigo para un Ejecutivo erosionado por sus políticas de austeridad, consecuencia del rescate solicitado en 2010 a la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 85.000 millones de euros.