El primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, ha detallado los principales puntos de la reforma de las pensiones. | STEPHANE MAHE

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El Gobierno francés ha anunciado que planea financiar la reforma del sistema de pensiones con un alza de las cotizaciones patronales y salariales y ha garantizado que no contempla ni aumentar la edad de jubilación ni cambiar el cálculo de cotización, al menos hasta 2020. Aún falta por concretar, pero el Gobierno no descarta obligar a los franceses a cotizar más para cobrar la pensión completa.

Tras dos días de concertación con las centrales patronales y sindicales, el primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, ha detallado los principales puntos de ese proyecto, uno de los más espinosos del quinquenio del presidente François Hollande, que será presentado en consejo de ministros el próximo 18 de septiembre. Se calcula que el sistema de pensiones francés registrará un déficit de 21.000 millones de euros para 2020 y que, si no se restablece el equilibrio, llegará a los 27.000 millones en 2035.

«Quiero tranquilizar a todas las personas que vayan a jubilarse de aquí a 2020. El Gobierno no propone un cambio de reglas. Una nueva ampliación de la edad de jubilación o una aceleración del aumento de la duración de las cotizaciones solo aportaría un ahorro modesto», ha dicho Ayrault, consciente de las reticencias.

Leve y progresiva

Para garantizar el equilibrio del sistema hasta esa fecha, el Ejecutivo ha apostado por un alza de las cotizaciones sociales, «de manera leve y progresiva», que afectará a todos los regímenes, incluidos el de los funcionarios y el de los autónomos. Aunque Ayrault adelantó que no se tratará de un simple «ajuste financiero», sino que requerirá un esfuerzo de todos, la oposición conservadora considera que peca ante todo de buscar fondos aumentando los impuestos, en lugar de proponer la verdadera reforma que, en su opinión, necesita el país.

El extitular de Educación Luc Chatel, próximo del presidente del partido conservador Unión por un Movimiento Popular (UMP), Jean-François Copé, acusó al primer ministro de preferir una vez más «la facilidad de los impuestos al valor de las reformas» e insistió en que «hay que evitar tasar de nuevo a los franceses», como él propone.