La guerra civil de Siria ha provocado ya la salida de un millón de niños del país. | JAMAL NASRALLAH

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Después de admitir que el reciente ataque contra los rebeldes sirios, en el que estos denuncian el uso de armas químicas, el presidente de EEUU, Barack Obama, analiza distintas opciones militares para encabezar la respuesta de una comunidad internacional cada día más inclinada a intervenir decisivamente en ese país. Se mantienen, no obstante, las dudas sobre el alcance y la eficacia de esa actuación en un conflicto que se escapa al control del Pentágono.

Obama aceptó en una entrevista a la CNN que la presión para que EEUU actúe ha crecido considerablemente tras el último ataque. Y es que países próximos a Siria, como Israel, Irak y Arabia Saudí, reclaman una acción militar para cambiar el régimen de Bashar el Asad. Asimismo, los aliados tradicionales de Washington expresaron ayer un punto más de presión para que EEUU encabezara una respuesta militar en Siria. Gran Bretaña, incluso, ha acusado a Asad de estar detrás del ataque químico.

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Cautela

Pero el presidente Obama aconsejó cautela a quienes «tienen la noción, un tanto exagerada, de que, de alguna manera, Estados Unidos puede resolver problemas que son muy complejos», y demandan una intervención en los conflictos de Siria y de Egipto.

El Gobierno de EEUU, añadió, sigue recabando inormación sobre el supuesto uso de armas químicas por parte del régimen sirio y dijo que, si se confirma esa denuncia, afectaría a «algunos asuntos centrales de la seguridad nacional y la necesidad de proteger a nuestros aliados en la región». La rebelde Coalición Nacional Siria denunció que 1.300 personas murieron el miércoles en un ataque lanzado por el régimen de Asad en las fueras de Damasco, acusaciones que fueron negadas por las autoridades sirias de manera inmediata.