Iraquíes inspeccionan la zona en la que explosionó un coche bomba en el distrito de Mashtal, en Bagdad. | MOHAMMED AMEEN

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La violencia irrumpió ayer en Irak con la muerte de más de sesenta personas en una cadena de atentados, la mayoría contra zonas chiíes de Bagdad, en la víspera del décimo aniversario de la invasión estadounidense del país. Irak amaneció en medio de una ola de atentados y ataques que, según fuentes policiales, causaron más de 60 muertos y 172 heridos.

En total, diecisiete coches bomba y dos artefactos estallaron en distintos barrios bagdadíes como Kazamiya, Ciudad Sadr, Nuevo Bagdad, Huseiniya, Otaifiya y Zafaraniya. Este último fue el distrito más castigado, ya que en él fallecieron al menos ocho personas y decenas resultaron heridas.

Aparte de las explosiones, se registro el impacto de proyectiles de mortero y un ataque armado en la capital. Fuera de Bagdad, un suicida hizo explotar un coche bomba en una base militar en Iskandariya, a 50 kilómetros al sur de la capital, en una acción que mató a dos soldados y ocasionó heridas a otros nueve.

Autoría

Por el momento, ningún grupo ha asumido la autoría de esta serie de atentados, que se produce cuando están a punto de cumplirse diez años de la entrada de una coalición multinacional, liderada por EEUU, para derrocar al régimen de Sadam Husein. El 20 de marzo de 2003 misiles «Tomahawk» atacaron una granja en el sur de Bagdad, donde, según las informaciones de inteligencia, el entonces dictador iraquí, Sadam Husein, estaba reunido con responsables políticos y militares.

Era el inicio de una ocupación que se prolongó durante más de siete años y que sumió a Irak en una espiral de violencia sectaria, debido al desmantelamiento del antiguo aparato de seguridad. En ese tiempo, más de 100.000 iraquíes, de acuerdo a la ONG Iraq Body Count, perdieron la vida, así como 4.400 soldados de EEUU, que se suman a las bajas de otros miembros de la coalición internacional.

La situación no se estabilizó tras la retirada estadounidense el 18 de diciembre de 2011, ya que el país ha experimentado un repunte de la violencia, que había ido disminuyendo paulatinamente en los últimos años de la ocupación de EEUU.