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El soldado Bradley Manning, que reconoció ayer haber filtrado información clasificada de EEUU a Wikileaks, dijo que lo hizo para que se conocieran los abusos de la guerra y «el desprecio por la vida» con el que algunos soldados ejecutaban ataques en Irak o Afganistán.

En la lectura de una declaración en el tribunal militar de la base de Fort Meade, explicó los motivos que le llevaron a poner a disposición de Wikileaks.org, «por voluntad propia» y «sin presiones», cientos de miles de documentos secretos.

Su intención fue «levantar un debate público sobre el papel de las Fuerzas Armadas y sobre política exterior», argumentó.

Según Manning, su «curiosidad e interés por la geopolítica» le llevaron también a filtrar el contenido de los cables diplomáticos de Estados Unidos, ya que consideró que esa información no «dañaba a EEUU y no era más que embarazosa».

En una intervención, Manning, detenido en mayo de 2010 cuando era analista de inteligencia en Irak, reconoció haber estado en contacto a través de internet con una persona que él considera que era Julian Assange, fundador de Wikileaks y recluido en la Embajada ecuatoriana en Londres.

El soldado de 25 años dijo que su «curiosidad e interés por la geopolítica» le llevaron también a filtrar contenidos de los cables diplomáticos de Estados Unidos, ya que consideró que esa información no era más que «un catálogo de cotilleos».

Asimismo, Manning reconoció que aunque consideró entrar como analista del Ejército por su interés en geopolítica, desde el comienzo tuvo problemas de adaptación que se agravaron por su homosexualidad.

Antes de leer su declaración, Manning se declaró culpable de 10 cargos, los menos graves de los 22 de que le acusa el Gobierno, que le podrían acarrear una condena de 20 años.

Manning evitó declararse culpable de «ayuda al enemigo», el cargo más grave y que puede ser castigado por la ley militar con la cadena perpetua.