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«Me gustaría con mi corazón, amor y oración, con todas mis fuerzas interiores trabajar aún por el bien común, el de la Iglesia y de la humanidad y me siento muy apoyado por vuestra simpatía. Vamos a avanzar adelante por el bien de la Iglesia y del Mundo», ha dicho Benedicto XVI en su última aparición pública, que ha comenzado a las 17.37 horas, desde el balcón del Palacio Apostólico de Castengandolfo.

El Pontífice se ha mostrado «feliz» por estar con los fieles, que se han reunido en la plaza de Castel Gandolfo para escuchar las últimas palabras de Benedicto XVI, que apenas han durado tres minutos. «Ya sabéis que este es un sakludo distinto a los anteriores, ya no soy Pontífice, lo soy hasta las 20.00 horas pero ya no más --ha precisado--. Soy simplemente un peregrino que inicia la última etapa de su peregrinaje en esta tierra».

Finalmente, el Papa ha bendecido «de corazón» a los presentes, les ha vuelto a dar las gracias y ha deseado buenas noches a todos los presentes, que no han dejado de aplaudirle y vitorearle desde que ha aparecido en el balcón.

Benedicto XVI había aterrizado en Castengandolfo a las 17.25 horas, donde ha sido recibido por el presidente del Gobernatorado del Vaticano, Giuseppe Bertello, el secretatio Giuseppe Sciacca, el obispo de Albano, Marcello Semeraro, el director de las Villas pontificias, Saverio Petrillo, el alcalde de Castelgandolfo, Milvia Monachesi y el párroco de Castelgandolfo, Pietro Diletti.

Volverá al Vaticano como emérito

El Papa había abandonado el Vaticano en helicóptero, a las 17.07 horas, en un viaje que ha durado 17 minutos, y después de dar dos vueltas a la ciudad para despedirse, antes de que a las 20.00 horas de este jueves, 28 de febrero, se haga efectiva la renuncia a su Pontificado. La próxima vez que regrese a la Santa Sede, lo hará como Papa emérito.

Las campanas de la ciudad de Roma han sonado para despedir al Pontífice, que ha abandonado su apartamento caminando con un bastón, y ha partido desde el Patio de San Dámaso, junto a su secretario personal, Georg Gaenswein, y Alfred Xuereb, así como monseñor Leonardo Sapienza, de la Prefectura de la Casa Pontificia, su médico personal, Patricio Polisca y el sucesor de Paolo Gabriele, Sandro Mariotti. Benedcito XVI ha sido despedido por el secretario de Estado, Tarsicio Bertone, y otros miembros de la curia y empleados del Vaticano, que le han despedido con largos aplausos.

A las 20.00 horas, Benedicto XVI renunciará a su Pontificado y pasará a ser Papa Emérito o Romano Pontífice Emérito. A partir de entonces, seguirá vistiendo de blanco, pero sin el pequeño mantel rojo característico de los papas y sustituirá sus zapatos rojos por otros marrones que le regalaron en su viaje a México. Desde esa hora, dejará de usar el anillo del Pescador, que será inhabilitado. Dentro de dos meses, el Papa se trasladará a vivir al convento Mater Eclesi, donde residirá «desaparecido» para el mundo, tal y como él mismo ha asegurado.

Unas 2.000 personas se han congregado esta tarde en la Plaza de San Pedro, para contemplar desde las pantallas de televisión instaladas para ver en directo cómo Benedicto XVI deja la Santa Sede.

Despedida de los cardenales

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Antes de partir a su retiro, el Papa se ha despedido de los cardenales en la monumental Sala Clementina. Asistieron un centenar y tras sus palabras departió uno a uno con todos los purpurados.

En algunos momentos se le vio reír con ganas, cuando algún cardenal, como el filipino Luis Antonio Tagle, de 55 años, el más joven de los purpurados, algo le dijo al oído.

«Prometo respeto incondicional y obediencia al nuevo papa», afirmó Benedicto XVI ante los cardenales. «Entre vosotros está el futuro papa, al que prometo mi respeto incondicional y obediencia. Continuaré rezando, especialmente en estos días (del cónclave)», afirmó Benedicto XVI, al que se le vio sereno, sonriente y relajado, en el discurso de despedida.


Benedicto XVI abogó para que el Colegio Cardenalicio sea «como una orquesta, en la que la diversidad pueda llevar a una armonía acorde».

El Obispo de Roma se refirió a la Iglesia y dijo que esta no es una «institución inventada por alguien, construida sobre una mesa, sino una realidad viviente, que vive transformándose aunque su naturaleza siempre es la misma, ya que su naturaleza es Cristo».

También agradeció el apoyo y «consejos» dados por los cardenales en estos años y subrayó que «hemos servido a Cristo y a su Iglesia con profundo amor y entrega total».

En nombre de los cardenales, el decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano, le expresó «gratitud» por sus ocho años de pontificado y el ejemplo» que les ha dado en este tiempo.

El decano dijo que la voz de la Iglesia se escuchará en la tierra hasta que la voz del ángel del Apocalipsis proclame «el tiempo se ha acabado, se ha cumplido el misterio de Dios».

«Terminará así la historia de la Iglesia junto a la historia del mundo», precisó el purpurado.

Este ha sido el único acto, de carácter privado, previsto para hoy por Benedicto XVI en su último día de pontificado.