El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, durante la rueda de prensa de ayer en Washington. | KEVIN LAMARQUE

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La Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos dio un paso al frente en su política de estímulo monetario al ligar, por primera vez, el mantenimiento de sus tipos de interés a niveles excepcionalmente bajos a que el desempleo baje del 6,5 % y aplicar una nueva inyección de liquidez. El banco central estadounidense cumplió las expectativas de los mercados al extender la compra de bonos del Tesoro a largo plazo por 45.000 millones de dólares al mes a partir de 2013, después de que concluya a finales de este año la llamada «Operación Twist» de canje de bonos a corto por bonos a largo.

Esta inyección se sumará a la iniciada en septiembre pasado por valor de 40.000 millones de dólares mediante la compra de títulos respaldados por hipotecas. En total unos 65.000 millones de euros.

Sorpresa

Sin embargo, donde sí sorprendió a todos fue al condicionar por primera vez en su historia los tipos de interés de referencia, que se encuentran desde 2009 entre el 0 % y el 0,25 %, a una meta explícita de desempleo, en este caso el 6,5 %.

Hasta ahora, se había limitado a marcarse una fecha temporal, que en la actualidad era de «mediados de 2015».

El presidente de la Fed, en su rueda de prensa posterior al anuncio, matizó que estos «umbrales» no debían ser considerados de manera fija, y explicó que serían «flexibles» y serían utilizados como «guías».

Este nuevo respaldo monetario por parte del banco emisor se produce, según el comunicado del Comité de Mercado Abierto de la Fed, porque «sigue preocupado porque sin una suficiente política de respaldo, el crecimiento no sería lo suficientemente fuerte para generar una mejora sostenida en las condiciones del mercado laboral».

Aunque el desempleo ha venido reduciéndose de manera paulatina en los últimos meses y cerró noviembre en 7,7%, los gobernadores del banco central consideran la cifra «excesivamente» alta.