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Los ministros de Finanzas de la eurozona y el FMI llegaron hoy a un acuerdo sobre la fórmula que les permitirá cubrir las necesidades financieras de Grecia en los próximos años y garantizar la sostenibilidad de la deuda helena.

«Celebro las decisiones tomadas por los ministros de Finanzas, que van a reducir ciertamente la incertidumbre y fortalecerá la confianza en Europa y Grecia», señaló el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, al abandonar el Eurogrupo.

Tras trece horas de negociaciones, la eurozona y el Fondo Monetario Internacional (FMI) cerraron un acuerdo para reducir la deuda griega al 124 % de su PIB en 2020, frente al 120 % inicial, lo que equivale a unos 40.000 millones de euros.

En 2022 Grecia tendrá que reducir la deuda «sustancialmente» por debajo del 110 % del PIB, explicó la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, en la rueda de prensa posterior al Eurogrupo.

También acordaron rebajar de nuevo los tipos de interés de los préstamos bilaterales concedidos a Grecia, al reducirlos en 100 puntos básicos, si bien los países miembros que participan en un programa completo de asistencia financiero.

Además se bajarán en 10 puntos básicos los costes de las tasas de las garantías pagados por Grecia por los préstamos del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).

Se ampliarán, asimismo, en 15 años los vencimientos de los préstamos bilaterales y de los préstamos del FEEF y se retrasan 10 años los pagos de intereses que debe hacer Grecia por estos últimos.

Por otra parte, los Estados miembros de la eurozona se comprometen a traspasar a una cuenta segregada un importe equivalente a las ganancias que han sacado los bancos centrales nacionales sobre los bonos griegos en sus carteras desde 2010 bajo el anterior programa de compra de deuda por parte del BCE a partir del ejercicio fiscal de 2013.

Los países rescatados, como Irlanda y Portugal, no tendrán que participar en este esquema mientras estén bajo un programa.

El Eurogrupo subraya que estas medidas se acometerán en fases y estarán condicionadas al cumplimiento por parte de Grecia de las reformas acordadas en el programa de rescate y a un periodo de supervisión posterior.

La eurozona también se muestra dispuesta a considerar más medidas y asistencia, incluida una cofinanciación más baja en los fondos estructurales o una mayor reducción de los intereses de los préstamos bilaterales si fuera necesario, pero únicamente una vez Grecia alcance un superávit primario anual, situado en el 4,5 % del PIB en 2016, cuando inicialmente tenía que lograrlo en 2014.

En cuanto a la recompra de deuda griega, esta opción aún debe ser «completada», explicó Lagarde, mientras que el presidente del grupo de trabajo del Eurogrupo, Thomas Wieser, también explicó que este sistema debe ser «estructurado y finalizado».