Un manifestante se enfrenta a la policía antidisturbios durante la protesta convocada contra el vídeo "La inocencia de los musulmanes", que ha provocado la ira de los musulmanes porque ataca la figura de Mahoma, en Islamabad, Pakistán. | T. MUGHAL

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Las embajadas de Europa y EEUU han extremado la seguridad por temor a un nuevo «viernes de la ira» en el mundo musulmán, después de que el semanario satírico galo «Charlie Hebdo» publicara nuevas caricaturas del profeta Mahoma y la publicación alemana «Titanic» anunciase que hará lo propio. Numerosas instituciones y escuelas francesas cerraron ayer sus puertas en el norte de África, mientras Estados Unidos cerró sus legaciones en Indonesia y desaconsejó a los ciudadanos viajar a Pakistán. Y también en Alemania se esperan protestas de musulmanes.

El pasado viernes, día de oración comunitaria, al menos siete personas murieron y varias más resultaron heridas en una serie de disturbios que se desencadenaron en Túnez, Sudán y el Líbano tras las protestas contra la difusión de un vídeo sobre la vida de Mahoma considerado blasfemo.

Protestas

Miles de indignados musulmanes abandonaron los patios de la mezquitas y se concentraron frente a las embajadas de EEUU en sus respectivos países, algunas de las cuales atacaron y trataron de asaltar. Una forma de protesta que se ha repetido en numerosas ocasiones desde que hace 24 años Irán condenara a muerte al escritor británico de origen indio Salama Rushdie por su polémico libro «Los versos satánicos».

Fue el ayatolá Rujola Jomeini quien el 14 de febrero de ese año, poco antes de morir, emitió una fatua (edicto religioso) en el que ponía precio a su cabeza. Más beligerantes e incisivas fueron las obras publicadas por la periodista italiana Oriana Fallaci, quien también hubo de sufrir la intransigencia de los radicales.

En 2002, poco después de los cruentos atentados del 11-S de 2001 en EEUU, la reportera sacó a la luz «La rabia y el orgullo», en el que comparaba a los «hijos de Alá» con las ratas. Dos años más tarde, Fallaci azuzó la pira inquisitorial con otra obra, «La fuerza de la razón».