Mitt Romney (i) presenta a Paul Ryan como candidato para asumir la vicepresidencia en el museo naval de Nauticus en Norfolk, Virginia. | Efe

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El aspirante republicano a la Casa Blanca, Mitt Romney, dio ayer un golpe de efecto al elegir como su candidato a vicepresidente al congresista Paul Ryan, cerebro en política económica del partido y favorito del Tea Party, en una fase clave de la campaña electoral estadounidense. En un acto en Norfolk (estado de Virginia), rodeado de banderas y delante de la imponente figura de un buque de guerra, Romney anunció finalmente y tras muchos rumores que su compañero de fórmula será el congresista por Wisconsin Paul Ryan, de 42 años.

En un evento efectista y cargado de simbología patriótica, Romney dijo sentirse orgulloso de poder presentar a Ryan como su número dos e incidió en varias ocasiones en que es un hombre «con carácter», «visión» y de «una integridad incuestionable». Ambos aparecieron ante los centenares de simpatizantes congregados en Norfolk al compás de música propia de una película de acción y descendieron por las escalinatas del acorazado USS Wisconsin, una pieza de museo cuyo nombre coincide con el estado del que es originario Ryan.

«Cometo errores»

Romney recordó que Ryan es un líder en la política de Washington, frecuentemente criticada por los republicanos, pero que en su caso el de Wisconsin (estado del medio oeste) es una excepción «que no demoniza a las personas con las que difiere». Con camisa, sin corbata, mucho más animado y menos encorsetado que en ocasiones anteriores, Romney mostró una gran complicidad con Ryan y se permitió reirse de sí mismo después de errar y anunciarlo como «el próximo presidente de los EEUU».

«De vez en cuando cometo errores», se justificó Romney. «Pero no me equivoqué con este hombre», Ryan, al que al término de su primer discurso como candidato a vicepresidente le susurró un «perfecto» al oído. Romney se equivocó al ceder la palabra a Paul Ryan y lo presentó como «el próximo presidente de Estados Unidos». Casualmente en agosto de 2008 al entonces candidato presidencial demócrata, Barack Obama, le pasó lo mismo al presentar en un acto en Springfield a su aspirante a vicepresidente, Joe Biden.