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Una periodista estadounidense y un fotógrafo francés murieron hoy durante un bombardeo sobre el barrio de Baba Amro en la ciudad siria de Homs (centro), mientras que otros tres resultaron heridos, uno de ellos de gravedad, informaron a Efe activistas sirios.

Los informadores fallecidos son la estadounidense Marie Colvin, que trabajaba para el dominical Sunday Times, y el fotógrafo francés Rémi Ochlik, para la revista Paris Match, añadieron las fuentes.

Al menos tres organizaciones de activistas precisaron que los periodistas se encontraban en una casa de Baba Amro que fue bombardeada por las fuerzas del régimen de Bachar al Asad, que continúan su ofensiva sobre la zona.

La red opositora Comisión General de la Revolución Siria apuntó que los cadáveres de los dos reporteros fallecidos no han podido ser rescatados todavía de los escombros debido a los intensos bombardeos.

Homs, bastión de la oposición ubicado en el centro del país, es objeto desde comienzos de este mes de una gran ofensiva lanzada por el Ejército sirio que ha dejado cientos de muertos, según los grupos opositores, que han alertado sobre la situación humanitaria en la ciudad, que se halla sitiada y sus comunicaciones cortadas.

El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) informó ayer en El Cairo de que al menos cuatro periodistas habían perdido la vida en Siria desde el inicio de este año, una cifra a la que ahora se suman estos dos últimos casos.

Leyenda del periodismo

Marie Colvin era una veterana de la información de guerra y una representante de la vieja escuela a la hora de hacer periodismo: siempre desde primera línea.

Colvin, que a sus 55 años era desde 1986 una de las grandes firmas del dominical británico, llevaba un parche negro desde que, en 2001, perdió el ojo izquierdo al ser alcanzada por una granada mientras informaba de la guerra en Sri Lanka.

En sus 30 años de carrera como enviada especial, por la que fue galardonada en numerosas ocasiones en el Reino Unido y alabada por su valentía, Colvin narró conflictos como los de Sierra Leona, Timor Oriental, Kosovo, Zimbabue y Chechenia, si bien estaba sobre todo especializada en Oriente Medio y el mundo árabe.

En estos tiempos de crisis y confusión mediática, el periodismo de la neoyorquina Marie Colvin era el de toda la vida: información de primera mano, cobertura sobre el terreno y noticias centradas en el coste humano de los conflictos.

En los últimos tiempos la periodista se dedicó a cubrir la primavera árabe, por lo que viajó a países como Túnez, Egipto, Libia y Siria, donde hoy encontró la muerte.

Su último reportaje lo emitió ayer martes la cadena pública británica BBC, un relato por teléfono acompañado por una foto de la reportera en el que denunció que lo que pasa en Homs es «repulsivo».

«Aquí nadie entiende cómo la comunidad internacional está permitiendo que esto ocurra», relató la periodista, que narró que había visto morir a un niño de dos años ese día en una clínica improvisada.

Colvin era la única reportera de un periódico británico presente en Homs, donde la ofensiva lanzada desde comienzos de este mes por el Ejército sirio ha dejado cientos de muertos, según los grupos opositores.

Hoy, al confirmarse la noticia de su muerte junto al fotógrafo francés de 28 años Rémi Ochlik, de la revista Paris Match, sus compañeros de profesión elogiaron su valentía y su apuesta por escribir siempre desde primera línea de combate.

En un discurso pronunciado en noviembre de 2010 en homenaje a periodistas fallecidos cubriendo guerras, Marie Colvin admitía los serios riesgos de la profesión que había elegido, cuya misión es «informar de los horrores de la guerra con rigor y sin prejuicios».

«Nunca ha sido más peligroso ser corresponsal de guerra, porque el periodismo en las zonas de combate se ha convertido en objetivo principal», dijo Colvin, al tiempo que pidió a los medios que sigan enviando a periodistas a cubrir los conflictos bélicos.

«No se puede conseguir la información sin ir a los lugares donde se dispara a la gente y otros te disparan a ti. La dificultad estriba en tener la suficiente fe en la humanidad para creer que habrá bastante gente -el Gobierno, los militares o la gente de la calle- que le importe que lo que cuentas llegue a las páginas de los periódicos, la página web o la televisión. Nosotros tenemos esa fe porque pensamos que lo que hacemos tiene un impacto», indicó.

Aunque nacida en Nueva York y educada en la Universidad de Yale, Marie Colvin era toda una leyenda para el periodismo británico.

Entre otros, había ganado en dos ocasiones el premio de la prensa británica a la mejor corresponsal, el galardón a la «Valentía en el Periodismo» de la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios y el de mejor periodista del año de la Foreign Press Association.

Marie Colvin se casó tres veces, la segunda de ellas con el periodista boliviano de «El País» Juan Carlos Gumucio, fallecido hace casi una década, y no tenía hijos.