Christine Lagarde y Jean-Claude Juncker, tras la reunión del Ecofin. | OLIVIER HOSLET

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Los ministros de Economía de la eurozona aprobaron ayer, tras trece horas de negociaciones, un segundo rescate de 130.000 millones de euros para Grecia con el fin de evitar así la quiebra del país y su salida de la propia eurozona. Para ello, los helenos han tenido que ceder soberanía a Bruselas en materia presupuestaria. Entre los participantes en el rescate se encuentra España, que, según su responsable de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, contribuirá con un 12%. A pesar de estas medidas, Grecia no volverá a la senda del crecimiento hasta 2014.

El compromiso ha sido posible después de que la banca haya cedido a las presiones de la UE y haya aceptado asumir más pérdidas sobre los bonos griegos, de hasta el 53,5% del valor nominal en lugar del 50% pactado inicialmente. Ello significa que el sector privado perdonará a Grecia alrededor de 106.000 millones de euros.

La quita real pasa así del 70% al 75%, según los cálculos de los analistas. Los acreedores privados han cedido tras las amenazas de Alemania y Países Bajos de una quiebra total de Grecia.

El ministro griego de Finanzas, Evangelos Venizelos, no dudó en reconocer que el acuerdo alcanzado para desbloquear este segundo rescate supone el más trascendental en la historia del país heleno desde el final de la II Guerra Mundial.

Cuenta bloqueada

Para poder beneficiarse de la ayuda, Grecia acepta ceder soberanía a la UE en materia presupuestaria. De esta forma, el dinero del rescate se ingresará en una cuenta bloqueada para garantizar que se destinen de forma prioritaria al pago de la deuda.

Atenas se compromete a inscribir en la Constitución el principio de dar prioridad al servicio de la deuda, según destacó el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker. Además, habrá una presencia «permanente» de la UE y del FMI en la capital griega para supervisar que se apliquen las reformas.