Nick Clegg, 'número dos' del Gobierno británico, respondió ayer al Gobierno de Nicolas Sarkozy. | Reuters

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La agencia de calificación Fitch ha amenazado con degradar en uno o dos escalones las notas de solvencia de España, Italia, Bélgica, Irlanda, Eslovenia y Chipre, porque la solución de la crisis de deuda soberana en la zona del euro «aún está lejos de ser alcanzada». Las probabilidades de un recorte son «muy altas» y Fitch espera tomar una decisión al respecto antes de finales de enero, según ha explicado en un comunicado. Además, la agencia ha confirmado la «matrícula de honor» en solvencia de Francia (AAA), si bien empieza a dudar del país, puesto que su perspectiva pasa de estable a negativa.

Por el momento, al margen de Francia, de los países cuestionados, Bélgica es el que mantiene mejor calificación, «AA+», un sobresaliente alto, seguido de España y Eslovenia, ambos con «AA-», un sobresaliente bajo. A continuación figuran Italia, con «A+» o un notable alto; Irlanda, con «BBB+» o un aprobado alto; y Chipre, «BBB», un simple aprobado.

La agencia argumenta que después de la Cumbre de la Unión Europea de los días 9 y 10 de diciembre, una «solución integral» a la crisis de la zona del euro está lejos de ser alcanzada «técnica y políticamente». Fitch elogia los avances de la cumbre, pero critica el papel del Banco Central Europeo (BCE), porque cree que debería actuar de forma más explícita para mitigar la falta de liquidez en los países de la región.

Esfuerzo

En el lado más optimista, la agencia destaca que los gobiernos de los países cuya calificación cuestiona, se han esforzado en lograr el equilibrio de sus cuentas públicas, al tiempo que acometen reformas estructurales. «Sin embargo, el carácter sistémico de la crisis de la zona del euro está teniendo un efecto profundamente negativo en la estabilidad económica y financiera en toda la región y para algunos Estados plantea peligros a corto plazo que están empezando a dominar los fundamentos del riesgo soberano específico», añade la agencia.

La amenaza de Fitch se centra en los seis países soberanos que, a su juicio, son «potencialmente vulnerables al deterioro del entorno económico y financiero». En el caso de Francia, el cambio de perspectiva supone empezar a dudar de la solvencia máxima de la que sigue disfrutando el país ante el previsible incremento de su deuda y los riesgos que le supone la crisis de deuda de la zona euro.