El Rey conversa con Evo Morales (2d) mientras Rodríguez Zapatero (3i) pasa detrás de Sebastián Piñera y Rafael Correa durante la foto de familia. | Efe

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El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, defendió ayer ante la comunidad iberoamericana los acuerdos de la Unión Europea para hacer frente a la crisis y pidió que, a nivel mundial, los países con margen para ello apliquen planes de estímulo urgentes para relanzar la economía mundial. En su despedida de las cumbres iberoamericanas, Zapatero intervino ante el plenario de la celebrada en Asunción para hacer un análisis de la situación económica y garantizar que, sea quien sea su sucesor, se mantendrá el total compromiso de España con América Latina.

Un compromiso que ha reiterado también el rey Juan Carlos en su alocución, en la que abogó por administraciones transparentes y eficaces al servicio de los ciudadanos e invitó a asistir a la cumbre que el próximo año se celebrará en Cádiz coincidiendo con el bicentenario de la Constitución española de 1812.

La economía fue el eje de las palabras del presidente del Gobierno, quien resumió los acuerdos alcanzados por la UE el pasado miércoles para hacer frente a la crisis de la deuda soberana. Un plan del que dijo que es el más ambicioso que Europa ha conocido y que, junto al trabajo que ha de hacer la próxima semana en Cannes el G20, espera que permitan superar las «alarmas y luces rojas» de los últimos meses y restaurar la confianza para que la economía no se detenga.

Zapatero subrayó que España va a mantener sus políticas de austeridad y que los países que han de seguir apostando por reducir el déficit no pueden cambiar el rumbo. Pero sí ha pedido a los que tienen margen para incentivar la actividad económica que adopten planes de estímulo urgentes, ya que, de lo contrario, la economía mundial se verá globalmente afectada.

El temor a los efectos de la crisis europea dejan en segundo plano los otros temas tratados en la Cumbre. En una rueda de prensa posterior a su intervención, Zapatero calificó de «muy malo» el último dato de paro y lo achacó a la crisis de las deudas soberanas europeas, no a factores internos.