Aunque los trabajos de reconstrucción han comenzado, la normalidad en los edificios gubernamentales dañados tardará en llegar. | ALEKSANDER ANDERSEN

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El primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, reiteró su llamada a la entereza, convencido de que Noruega «no se dejará doblegar» por el doble atentado que causó 76 muertos, y prometió analizar la criticada reacción de la policía.

Lo prioritario ante la «tragedia nacional» abatida sobre Noruega es «confortar y asistir» a las víctimas, afirmó el jefe del Gobierno socialdemócrata, en una comparecencia ante medios extranjeros.

Después, se procederá a «analizar en profundidad la reacción de las fuerzas de seguridad ante la crisis», garantizó el primer ministro.

Stoltenberg salió así al paso a las crecientes críticas sobre la actuación de la policía tras el atentado del complejo gubernamental de Oslo, en el que murieron ocho personas, seguido del tiroteo de la isla de Utoya, con 68 víctimas mortales.

Goteo de noticias

En los medios salta día a día un goteo de informaciones que van de recortes de partidas presupuestarias -que habría impedido el uso de un helicóptero para detener antes a Anders Behring Breivik- o fallos de coordinación, así como penosas correcciones en el número de víctimas, puesto que algunos cadáveres se contaron dos veces.

Frente a esa situación, y mientras desde su gobierno se sigue respaldando la acción policial, Stoltenberg apeló a un regreso a la normalidad, ya que la respuesta de Noruega a la «brutal violencia» seguirá siendo la defensa de «la libertad, la apertura, la tolerancia y la democracia».

Tras agradecer las muestras de solidaridad «llegadas de todas partes del mundo y «de cada esquina de nuestro país», el primer ministro añadió que el desafío en estos momentos de «inconmensurable dolor» es encontrar un camino «entre la tristeza y la esperanza».

La prioridad es «darnos y dar consuelo», luchar por una «mayor participación política» y un «aún mayor compromiso con la democracia». Stoltenberg recordó que el campamento de las juventudes socialdemócratas de la isla de Utoya era «la cantera de nuestros mejores talentos políticos».